3/12/08
1/12/08
Vanidad
Diecisiete largas semanas, sin interrupciones, ni variaciones, semanas en las que: aprendí nuevas lecciones, conocí gente encantadora, viví nuevas experiencias, medité en juicios emitidos, herí a gente a quien amo, crecí espiritualmente, cultivé nuevas amistades y también nuevos enemigos, asimilé errores, derramé lágrimas, regalé sonrisas, extendí mi mano, me provocaron a ira, me animaron a seguir, me lanzaron piedras, me alimentaron, me amaron, me odiaron, me soportaron, consentí una promesa, rompí algunas reglas, cambié de parecer varias veces, tuve valor, creció mi fe, mi amor por otros, tuve miedo, me descuidé en mi apariencia, aumenté cinco kilos, llené mis pies de barro, me corté las uñas, lloré por causa del dolor de otros, tuve compasión, me ejercité en soportar a otros, etc.
Este sábado se interrumpió el hilo de trabajo que llevaba, pues no pude hacer mi viaje de fin de semana por motivos de labores seculares, me sentí algo extraña, pero esta vez no había en mí, ni un solo malestar o intranquilidad, me sentía con una serenidad y una armonía que llenó todos mis pensamientos. En otras oportunidades había existido la posibilidad de no hacer el viaje y la agonía por trasladarme al sitio era ineludible, tanto que lo hacía en horas de la tarde, pero no podía dejar de hacerlo. Por eso este sábado me sentí algo extrañada, por la ausencia de congoja por no poder ir. Por el contrario sabía dentro de mí, con toda seguridad que ya mi trabajo allá había finalizado, que estaba entregando la batuta a otro grupo de personas que continuarían a partir de la semana número dieciocho.
El viernes en la noche mis hijos se asombraron por mi llegada a la casa tan calmada y descansada. Entré a mi habitación que se encontraba en total estado de abandono e impureza por la ausencia de limpieza en dieciséis semanas, por la falta de tiempo. Solté mi cartera, me quité mis zapatos y me dispuse a limpiarla con la meticulosidad que me caracteriza y que había dejado abandonada en algún rincón.
Comenzaron a aparecer mi cama, mi peinadora, mi mesa de trabajo, mi piso, etc. Encontré algunas cosas que había considerado como perdidas, entre ellas: mi guante negro, mi reloj blanco, varios zarcillos, pulseras y collares, mis labiales, mi cepillo de dientes, una que otra ropa interior y unas cuantas monedas que al juntarlas pues sumaron una considerable suma de dinero.
Estaba feliz (aunque mis hijos, miraban con extrañeza mi regocijo), el orden es algo que caracteriza parte de mi personalidad y volver a el, me estaba llenando de una verdadera e infinita placidez. Me acosté bien descansada a pesar del arduo trabajo.
Me levanté, fui a trabajar algunas horas (en las cuales creí innecesaria mi presencia), lo cual me hizo preguntar si Dios me estaba regalando un tiempo libre.
Llamé a mis amigas y se asombraron de mi presencia en la ciudad y de mi disponibilidad, para “comadrear con ellas”, quedamos en vernos en horas de la tarde. Fui a la peluquería, me arreglé las uñas, pasé algunos tarjetazos para cancelar algunos gastos de algunas “complacencias” de las cuales me creía merecedora. Fue una tarde encantadoramente solitaria conmigo misma.
Fui a casa de mi amiga, charlamos, nos contamos algunas cosas, por que el tiempo non nos bastó, como siempre fue insuficiente para los cinco meses que no nos veíamos. Me hice un sándwich en su casa y me lo comí con un enorme vaso de leche con azúcar. Compartí con su mamá que estaba de visita. Me reprochaba el tiempo de separación “total” que estuve de ellas, era casi imperdonable.
No me había dado cuenta de todo lo que había dejado en este largo espacio de tiempo.
Regresé a casa en donde mis hijos no dejaban de preguntarme que hacía allí, a lo cual les respondía “yo vivo aquí”, a lo que ellos respondían no desde hace bastante tiempo.
Hablé con ellos y mandamos a comprar unos “asquerositos” (léase perros calientes) para no hacer comida. Compartimos bastante, mientras ponía la lavadora a trabajar por que el montón de ropa que tenía sin lavar era descomunal.
Estaban contestos de verme en casa un fin de semana, aunque pensé que a ellos les era indiferente mi ausencia en esos días, me agradó enterarme de que no era así. Lavé hasta la última prenda sucia. Ahora mi habitación estaba espléndidamente higiénica y pulcra, lavé mi baño conmigo adentro.
¡Dios, gracias! ¡Como disfruté este fin de semana!.
No hubo reclamos, ni preocupaciones, ni responsabilidades, ni estadísticas, ni agotamiento, ni inconformidades, ni nada.
Me devolví a mi misma, volví a ser una mujer de carne y hueso (que disfruta de la peluquería) sin remordimientos por gastar de más, hoy me permití ser vana (o quizás así me llamen algunos).
Hoy Dios, tuve un espacio para agradecerte, el tiempo que me obsequiaste, y que compartí con mis hijos, en mi casa, con mis amigas, con mi perro, conmigo misma, hoy vi tu mano en todo esto, hoy entendiste mi agotamiento, mi cansancio, hoy me dijiste “para todo hay tiempo”.
Eclesiastés 3
1 Para todas las cosas hay sazón, y todo lo que se quiere debajo del cielo, tiene su tiempo:
2 Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;
3 Tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar;
4 Tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar;
5 Tiempo de esparcir las piedras, y tiempo de allegar las piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de alejarse de abrazar;
6 Tiempo de agenciar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de arrojar;
7 Tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar;
8 Tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.
9 ¿Qué provecho tiene el que trabaja en lo que trabaja?
10 Yo he visto el trabajo que Dios ha dado á los hijos de los hombres para que en él se ocupasen.
11 Todo lo hizo hermoso en su tiempo: y aun el mundo dio en su corazón, de tal manera que no alcance el hombre la obra de Dios desde el principio hasta el cabo.
12 Yo he conocido que no hay mejor para ellos, que alegrarse, y hacer bien en su vida:
13 Y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor.
Tus ojos
Por eso no me pueden ocultar esa tristeza que llevas dentro.
Me pregunto ¿qué es lo que a tu vida atormenta?
Mis manos tratan de preguntarle a las tuyas,
¿Qué te ha robado la candidez al hablar?
Pero ellas evaden cautelosas e inquietas mi aproximación.
Trato de encontrar una sonrisa que desvíe mi atención de tu mirada
Pero tus labios muestran un desinterés inhumano y frío
Tus ojos…tan pequeños…pero a la vez tan sagaces.
Imposible escapar de su escrutinio, de su indagación.
Tus ojos desnudan con rapidez mis cavilaciones.
Tus ojos me dejaron ver lo que sientes en tu corazón.
¿Y ahora quieren ocultarse en el silencio de tus sentidos?
¡¡Imposible!! No puedo dejar que se demuden
Trastornarían el proceder de mi substancia.
Necesito iluminar con mis ojos, tu mirada.
Procurar calentar con mis manos, tus tibiezas.
Requiero abrigar con mis brazos, tus recelos.
Y determinarme a arrullar todos tus cansancios.
Reposa quietamente mientras custodio tu sueño.
Descansa apaciblemente de todos tus tormentos.
Busca diligente, muy dentro lo que crees haber perdido.
Seguramente encontrarás en lo profundo de tu corazón
Los cimientos de la añoranza en tu mirada.
20/11/08
Aunque no quieras
Lo que en la profundidad de tu ser me ocultas.
Aunque tú no quieras, tus palabras
Entre líneas me confiesan que me sueñas.
Aunque tú no quieras, tus silencios
Me emiten los murmullos de tus anhelos.
Aunque tú no quieras, tus manos
Se te escapan para declararme tu agonía.
Aunque tú no quieras, tu mirada
Me busca en el contorno de tu vida.
Aunque tú no quieras, tus pasos
Se dirigen persistentes a encontrarme.
Aunque tú no quieras, tu respiración
Me confirma tu placidez de tenerme cerca.
Aunque tú no quieras, tu corazón latente
Me descubre con ternura tus afectos.
Aunque tú no quieras, ya me confesaste
Con todo tu ser ¡cuánto me amas!
4/11/08
Crónica de un pecado II parte
27/10/08
Crónica de un pecado
Se sienta en un peldaño a meditar en su trajinar desacertado, sus decisiones mal tomadas, su soledad inseparable y esos recuerdos hacen que rueden lágrimas por sus maquilladas mejillas, dejando sendos surcos que recorren toda su cara y llegan hasta mas allá del cuello.
Se levanta, seca sus facciones humedecidas y se dirige hacia las cuatro láminas de zinc que cumplen el papel de hogar, en una de las barriadas más peligrosas de la ciudad. Allí la esperan sus hijos, inocentes del laborar de sus noches oscuras. Lava su cara quitando el maquillaje confuso de sus ojos; ve hacia la improvisada ventana y observa que ya casi está despuntando el día.
Prepara el desayuno de sus hijos que se disponen a ir al colegio, alegres ellos preguntan a su madre:
_ ¿Qué hay para desayunar?_
_Pan de dolor y lágrimas_ respondió con un murmullo casi imperceptible.
Se dirige a su habitación, después de despedir a sus pequeños en la puerta de su casa, se recuesta en la cama y profundiza en las reflexiones que se hacía en la madrugada.
Hastiada y avergonzada decide:
_ Ya no más, merezco más que esto que ahora tengo_.
Recuerda con amargura las palabras de aquel “enviado del cielo” (como le decía su abuela Margarita) que vivía cerca de la casa de su madre, cuando apenas contaba con dieciséis años de edad: _“Dios tiene un hermoso propósito contigo” _
_ Si me viera ahora…se reiría de mi propósito_ pensó.
Casi inmediatamente se quedó dormida agotada por la falta del sueño nocturno.
II
“_ ¡Teresita ven a comerte tu merienda!_
_Ya voy mami, espera estoy jugando con mi muñeca nueva _
_Ven rápido mi niña antes de que se te enfríe el chocolate_
¡Cómo le encantaba el chocolate caliente! Solo al imaginarlo se le hacía agua la boca. Nueve años tenía Teresita Muñoz, era una niña alegre, generosa y obediente, consentida por toda su familia, especialmente por su mami Victoria Muñoz.
Corrió hasta la casa y se sentó jubilosa a la mesa en donde la esperaba la humeante taza de chocolate con un enorme trozo de pastel de manzanas. Su abuela era experta en pasteles, ella misma la acompañaba a venderlos en los abastos cercanos a la casa y a la gente les encantaban; pasteles de fresa, de albaricoques, de peras, de cerezas, pero a ella le encantaban los pasteles de manzanas, esos eran sus favoritos “en el mundo”, como solía gritarle a su abuelita cuando los sacaba del horno.
Se saboreó cada trozo de pastel y cada sorbo de chocolate lentamente, el solo verla comer daba placer a los sentidos. Se levantó, tomó los platos vacíos y los acercó hasta el fregador, en donde los dejó para que su mamá completara el trabajo siguiente de lavarlos.
_ Gracias mami, te quiero de aquí hasta el universo_ le decía a su mamá mientras extendía sus brazos de par en par, para demostrarle de que tamaño era su amor.
_ Muchachita interesada, solo porque te di pastel me dices eso_ dijo su madre bajando a la altura de su hija para darle un apretado abrazo y un beso en la mejilla, uno en la frente y otro en el mentón, como era su costumbre”.
III
“En una esquina de la casa, Teresa ya mas grande, escondía el rostro entre sus rodillas, no podía creer que estuviera pasando…se resistía a entender tanta locura junta… su madre y su abuela habían fallecido en un accidente de tránsito, cuando se disponían a hacer las compras para la cena navideña, un conductor ebrio no se percibió de que el semáforo estaba en rojo, ignorando la señal, mientras ellas cruzaban la calle, la muerte fue instantánea para su abuela, su mamá sobrevivió unas horas, pero ella no pudo alcanzar a llegar a verla con vida.
Ella no quería una cena, ni regalos, ni nada, solo quería a su madre y a su abuela de vuelta a casa. ¿Qué haría ella sin ellas?, no tenía a más nadie en el mundo.
_ He perdido todo lo bueno que tenía de un solo golpe_
_ ¿Alguien que me diga lo que he hecho para recibir este enorme castigo? ¿Por qué, Por qué? _
Gemía mientras sollozaba sin consuelo. Acababa de cumplir dieciséis años…
Tres días después, y aún adolorida por la pérdida, se dirige a la cocina y al abrir la nevera se encuentra con algunos pasteles, que su abuela tenía destinados para la venta, tomó uno de manzana y lo llevó a la mesa, lo miró por largo rato buscando encontrar en el, una sonrisa de su abuela, algún gesto de cariño que le hablara, que le dijera que todo había sido un terrible sueño.
Aún estaban en el fregadero los trastes de su última comida juntas, su mamá había guisado un pollo con papas que la hizo meterse los dedos a la boca sin importarle las críticas de su molesta abuela, mientras la reprendía.
Tomó la taza en que su madre había tomado su café mañanero, esa enorme taza azul cobalto con un hermosa flor en uno de sus lados, que no permitía que nadie más usara, solo ella; en algún momento llegó a preguntarse _ ¿De dónde provenía esa taza? ¿Quién se la habrá obsequiado a mi madre Para que la valore de tal manera, que ni siquiera yo puedo tocarla?_, Recordaba que le había dicho mientras sorbía su café que se tenía que encargar de dejar toda la cocina _“tan pulcra que ninguna alimaña quisiera entrar en ella”_ Sonrió a hurtadillas, su mamá era tan dedicada en la limpieza que a veces le molestaba.
Tomó un trapo y empezó a limpiar todo de manera desesperada, lavó los platos, las tazas, recogió todo una y otra vez…quería que su mamá pudiera observar su cocina tan limpia como le gustaba.
No pudo evitar dejar correr sus lágrimas una vez más por el rostro.
IV
“_ Hola Teresita, buenos días una vez más te expreso, que Dios tiene un hermoso propósito contigo_ Le decía el viejo Víctor Méndez, cada vez que la veía asomarse en la ventana. Traía a su memoria en ese instante, que lo había hecho desde que era una niña y su abuela le decía _ “Di amén mi niña, que ese es un enviado del cielo”_ y ella rápidamente le respondía _ “Amén señor enviado” y reía a carcajadas en tanto su abuelita la amonestaba.
“_ Víctor Méndez, era muy joven cuando llegó al pueblo”_ le contaba su abuela, _ “Ni siquiera se había casado con doña Gregoria, iba por todo el pueblo a pie predicando la palabra de Dios, muchos creyeron por medio de él y abrieron la única iglesia que aún hoy está en el sector”_.
Recordaba Teresa, todas las veces que su madre la llevó a la pequeña iglesia, donde predicaba el señor Víctor, mientras lo veía alejarse carretera abajo con cierta dificultada al caminar. Se percató entonces de que desde hace mucho tiempo no decía amén a esas palabras… sí… no decía amén desde que su madre y su abuela habían muerto.
No pudo terminar el bachillerato, buscó trabajar para poder pagar la renta de la pequeña casa en donde habían vivido tantos años juntas y que costeaban con la venta de los pasteles de su abuela y la costura de su madre. Nunca les había faltado nada.
Pero en un pueblo tan pequeño como ese, las posibilidades de conseguir empleo eran casi nulas. Poco a poco se le fue acabando lo poco que tenía y se vio obligada a salir a la capital, a pesar de sus temores...”
V
Despertó sobresaltada por los gritos de los niños que volvían del colegio, se había quedado tan profundamente dormida que la sorprendieron en la cama, ágilmente se levantó, los besó y corrió a cocinarles el almuerzo. Había estado soñando…
_ ¿Cuándo cambió mi hermosa vida con mi mamá y mi abuela?_
_ ¿Cuándo dejé de ser aquella niña inocente, para convertirme en esta mentira? _
_ ¿Cuándo, cuándo, cuándo?
15/10/08
Mi corazón está dolido
23/9/08
Gracias a Dios por mis 42 añitos
Ayer estuve celebrando mi cumpleaños Nº 42.
Que significa Justicia de Dios.
Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada: así me haga Jehová, y así me dé, que sólo la muerte hará separación entre tu y yo."
16/9/08
Mi admiración por tí
¿O acaso es que yo soy bruta no entendiendo la razón
Del por qué la comezón de hablar lo que no conviene?
Despellejando al que tiene por trabajo la misión
Del rescate de las almas del hoyo de perdición.
¿Acaso están aburridos sin tener nada que hacer?
¡¡Salgan a la calle a ver como el mundo se malgasta!!
¿Cuántos jóvenes se pierden entre vicios y disputas?
¿Cuantas familias son rotas por el diablo cada vez?
Mientras ustedes divagan en sus casas cada día
Perdiendo el tiempo en ironías, criticando y murmurando
Contra quien trabaja al día cumpliendo con la visión.
¡¡¡Ojala el se fijara, en mi como su mujer, así vendrían a saber
Todos como debe ser, un matrimonio cristiano
Que sirve y que gana almas en unión y sumisión
Ayunando e incesablemente orando para conseguir la unción,
Que haga que un montón de almas reciba a Cristo en su corazón.
Ya basta de esta contienda, ya basta de tanto engaño
Cállense de una vez, escribas, fariseos y publicanos
Arrodíllense e intercedan ante Dios por esta unión
Para que el mismo intervenga con su mano poderosa
E impida con su poder que vayamos a caer en alguna tentación.
¡Oren por nosotros todos, ayunen, clamen a Dios!
Y ojalá este hombre algún día en mi esposo se convierta
Para acabar la disputa que los trae de cabeza
Cuando del brazo me vean caminar hacia el altar
Aún más pura que mi vez primera,
Porque en esta ocasión para el sin mancha me guardé.
Gracias Señor quiero darte porque si él es el hombre
Que espero, me alegro, me gozo, te alabo
Por que se que vino a servirte con sacrificios y esmero
Que te ama con locura, tanta que me enloquece
Ahora sí, hablen de mí, porque soy yo la que siente
El aún no lo consiente, porque atado se me encuentra
Entre los lazos materialistas de una que otro ya tiene.
Pero mi Dios que es tan Justo ante Él ya tiene el caso
Y mi abogado privado, que es de todos el mejor
Ante la corte del cielo introduce el pergamino
Para hacerle el favorcito a este varón de Dios
Que merece ser feliz entre los brazos tenaces
De una mujer bien piadosa que trabaje de su lado
Mas es tanto lo que lo quiero aquí, en mi corazón
Que si no soy la mejor de todas las que ya existen
Entonces que Dios me avise para pegar la carrera
Porque antes de ser un tropiezo de un varón tan valioso
Atarme una piedra al cuello escojo y lanzarme en algún pozo
Porque hacerlo pecar a él no tiene perdón del cielo.
Así que quédense quietos, de mi no tengan recelo
Eviten ya todo ese duelo que los tiene preocupados.
Me preocupaba enormemente el no poder reconocerte o peor aún que tu no me reconocieras a mi. ¿Podría acaso ser eso posible? Pedía a mi Hacedor sabiduría cada día y en especial solicitaba con esmero que me llenara de su amor de tal manera que tú al ver mi rostro solo pudieras verle a El reflejado en mí.
Esa era mi oración cada día, que te enamoraras de la presencia de mi Salvador en mí, así como yo quería enamorarme de la manifestación de su Espíritu en tu vida. Ese era el amor que pedía.
3/9/08
Aclaratoria
1/9/08
REMEMBRANZAS
AMOR PROFANO, AMOR SUBLIME
y eso a mí me espanta,
aunque sabía que venías
Siempre todo en este mundo,
llegó a mí con cierta falta,
Por eso estoy asombrada...
¡tanta eficiencia me encanta!
Sigo orando y preguntando
a mi Dios ¿por qué la prisa?,
¿Por qué llegaste tan pronto?
¿Será que yo ya estoy lista?
No me reproches las dudas,
No vaya por apurada,
a tener que desengañarme.
Si tú eres el que espero,
bien tendrás que enseñarme,
Los permisos que mi Dios,
te dio para cortejarme.
Si esto viene de arriba
Y no habrá ninguna duda,
ni reconcomios cobardes.
Si esto es una respuesta
...Bienvenido a mi litoral...
Mi querido y muy esperado amor:
Primero que nada quiero presentarme, porque se que aunque me buscas con desesperación, aún no me conoces, ni me encuentras. Quiero que sepas que te espero con toda la incertidumbre y esperanza que mi corazón pueda tener, sueño con tu rostro, tus manos, tus ojos, pero todavía no he podido formar una imagen clara de ti, lo único que se con absoluta certeza, es que vendrás para amarme con honestidad y entrega, que entregarás todo tu ser, tu amor, tu vida solo para poder hacerme feliz, eso lo se. Y aunque no te voy a negar que a veces me impaciento, solo al saber lo que me darás cuando estés aquí, vale toda la espera, cada noche de insomnio, cada noche en soledad, cada lágrima derramada en el silencio de mi habitación.
Por siempre tuya,
21/8/08
SOLO ESPERO EN TI DIOS
5/8/08
Buscando una imagen para colocar en uno de mis post, me encontré con esta foto de mi Presidente, (y digo mi presidente porque me considero con todos mis huesos una venezolana de pura cepa y el es el presidente de Venezuela, mi país) que realmente me provocó un escalofrío por todo mi cuerpo.
Muy pocas veces pongo atención a lo que las personas emiten a traves del odio que sienten por otros seres humanos, particularmente trato en lo posible de dejar pasar por bolas comentarios ácidos, especulaciones y toda clase de improperios especialmente en este caso de Hugo Chavez Frías.
Pero al mirar esta fotografía modificada por algún ser, no se si decir "endemoniado"porque eso sería culpar al diablo de algo en lo que quizás no tenga nada que ver, porque a veces lo culpamos por hechos que cometemos por voluntad propia; mi ser se constristó de una manera casi sobrenatural que casi hace derrarmar mis lágrimas.
Esto produjo dentro de mi dos sentimientos que se encontraron y casi destrozan mi cerebro, el primero de compasión por la persona que dedicó gran parte de su tiempo a arreglar esta foto y hacerla navegar por la web sin ningún temor de Dios ni de los hombres (o leyes); Y el segundo fue de preocupación por la vida de Hugo Chávez, cosa que me hizo poner inmediatamente en "alerta cristiana".
La compasión ¿por qué la siento? porque una persona que dedica su vida y tiempo a incentivar el odio y que impunemente vive dañando a otra, es digna de la más inmensa de las compasiones, por no decir lástima, siento que este tipo de seres están tan necesitados de atención que lo obtienen de la manera más odiosa y repugnante que pueda existir.
Personalmente considero que independientemente de las aptitudes negativas, ligereza y "amplitud" al pronunciar discursos, equivocaciones u otras cosas que al parecer de cualquier persona pueden resultar contrarias a su manera de pensar o de ver las cosas, Hugo Chávez Frías es el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, y como tal merece ser digno de respeto por parte de todos los venezolanos.
Pero para poder entender todas estas cosas lo primero que debemos saber es el concepto de la palabra RESPETO y ayudándome de internet puedo publicar lo siguiente:
"El Respeto es una de las bases sobre la cual se sustenta la ética y la moral en cualquier campo y en cualquier época. Tratar de explicar que es respeto, es por demás difícil, pero podemos ver donde se encuentra.
El respeto es aceptar y comprender tal y como son los demás, aceptar y comprender su forma de pensar aunque no sea igual que la nuestra, aunque según nosotros esté equivocado. Pero ¿quién puede asegurarlo? por que para nosotros estan bien los que están de acuerdo con nosotros; sino lo están, creemos que ellos están mal, en su forma de pensar. Pero ¿quien asegura que nosotros somos los portadores de la verdad? Hay que aprender a Respetar y aceptar la forma de ser y pensar de los demás. Es aceptar y comprender al humilde y al engreído, al pobre y al rico, al sabio y al ignorante, por pequeña o grande que sea, física, moral o intelectualmente situarla en el mismo lugar de comprensión y entender su forma de ser pues es un ser humano y se merece toda tu atención, no importando su condición.
Si hizo mal o esta mal, respétala y trata de enseñarle el camino recto, nunca queriendo imponerlo, solo enséñale el camino e invítalo a recorrerlo, pero siempre, respetando su decisión de recorrerlo o no"
NOTA: HE CORREGIDO ALGUNOS ERRORES GRAMATICALES EL TEXTO ORIGINAL SE ENCUENTRA EN ESTE VINCULO.
http://www.ctv.es/USERS/seip/guada8.htm
La palabra respeto abarca tantas cosas que debemos aprender como seres humanos y que nos evitarían una serie de problemas unos con otros.Particularmente como cristiana (y los que me conocen saben que no me agrada decir que lo soy, porque pienso que el cristianismo es una manera de vivir que reflejamos a otros que a su vez se dan cuenta inmediatamente que "tienes algo" diferente a los demás), pienso que tenemos como deber primordial el orar por las personas que estan en eminencia y que solo Dios es el que pone y quita reyes...si entiendo esto, entonces, cómo ponerme por encima de Dios para decirle que tomó una decisión equivocada? todas las cosas que pasan y suceden están en manos del Dios altísimo, no se mueve ni una sola hoja sin que Él no lo permita, entonces, quién me pone por encima de Chávez para juzgarlo tan duramente y condenarlo de manera permanente sin ni un solo ápice de misericordia, DESEANDO AÚN SU MUERTE? ¿Acaso somos mejores seres humanos que Él? Lo único diferente que tenemos (algunos) es que conocemos a Jesucristo como Salvador y eso mas bien nos deja con la obligación de orar por la salvación de su alma. ¿Le echaría Dios fuera?
4/8/08
Mi pajarito no tiene alas...
Me interesé en la locuacidad del pequeño que compartía con su progenitor una amena tertulia sobre el paseo que realizarían en el parque zoológico, mientras se saboreaba una chupeta, que llamó poderosamente mi atención porque encendía en su parte interna una luz de color rojo.
De pronto el joven interrumpe al niño diciéndole en voz alta -“mira muchacho, súbete ese cierre porque se te va a salir el pájaro”-. Al escuchar las palabras del papá observé las miradas incomodas de las personas que estaban a su alrededor, cosa que importó poco al padre e hizo sonrojar a la casi adolescente madre; el niño rápidamente baja la mirada hacia su pantalón buscando el pájaro, que por supuesto no logró encontrar, curiosamente se da vuelta y mirando a su papá fijamente le pregunta -“¿qué pájaro papá, donde está que yo no lo veo?”- a lo que sonriendo pícaramente, el le contesta señalando con su dedo la parte del cierre del pantalón diciéndole -“este pues, ¿cual más?”-
El niño desconcertado vuelve la mirada nuevamente al pantalón y no ve el pájaro y poniendo sus manos en la cintura corrige a su papá con estas palabras “papi este no es un pájaro es mi pipí y además si fuera un pájaro no se puede escapar porque mi pipí no tiene alas”.
Todos en el vagón, soltaron una carcajada que rompió la espontaneidad de aquel momento entre un padre y su pequeño hijo. El chico observa a su alrededor y con mirada indiferente mete su chupeta luminosa en la boca…
Enseguida vino a mi mente las palabras de Jesucristo cuando dijo: “…dejad a los niños venid a mí y no se lo impidáis, porque de ellos es el reino de los cielos…”
El que tenga oídos para oír que oiga…
27/7/08
YA ME QUEDAN SOLO DOS POR GRADUAR
16/7/08
Ha resucitado
Intento
Pero ¿cómo ocultar con un dedo tan inmensa realidad?
Intento creer en lo que tan fácilmente me hace titubear…
Pero ni siquiera mi fe, puede transformar esta ficción.
Intento en el silencio de tu indolencia oír tu voz nombrarme…
¿Pero, cómo percibir al secreto conversar con mis quimeras?
Intento en la soledad de mi habitación encontrar tu presencia…
¿Pero cómo encontrar tu ser tangible en mi utopía?
Intento, intento y lo intento…
Pero siempre me tropiezo con ese “pero”
14/7/08
Entrañables
Me levanté decidida a no volver con ellas nunca más, esta vez tendría fuerza de voluntad, no caería en sus redes otra vez.
Fui a la oficina y la inquietud que producía el abandonarlas, casi no me dejaba trabajar. Traté infructuosamente de obviar mis pensamientos de tristezas por los largos años de apego, pero estaba decidida, ellas por su lado y yo por el mío.
Ya estaba resuelto, desde hoy dormiría sin tener que tenerlas cerca.
Muchas veces mi marido se quejó de mi abandono por causa de ellas y no lo permitiría más, eso tendría que cambiar.
Una sensación de inseguridad, inundaba mi ser, no sabía si podría lograrlo.
Camino a casa, en El bus, la ansiedad se apoderaba de mí.
Anochecía y recordaba con dulzura su suavidad a estar cerca de mi rostro, la cercanía de ellas me llenaba de tranquilidad, pero no...Eso duraría hasta hoy...
Me duché y me puse el pijama, mientras las esquivaba, (observaban tristemente mi indiferencia), aparté el cobertor, me metí en la cama y me cubrí hasta la cabeza, no quería ni verlas.
Estuve dando vueltas en la cama varias horas, nada hacía que conciliara el sueño, conté ovejas, elefantes, canté canciones, bebí agua con azúcar, pero nada...era increíble la necesidad que tenía de ellas.
Después de varias horas de sueño perdido, no aguanté más, me levanté y las traje a la cama algo molesta, (se emocionaron al saberme pérdida sin ellas), puse una bajo mi cabeza, otra entre mis piernas y abracé a la última de mis almohadas, como siempre lo hacía.
Inmediatamente mis ojos cansados encontraron sosiego y serenidad. Dormí profundamente, mientras soñaba que quizás mañana podía volver a intentarlo.
Un encargo del cielo
Era la cuarta vez que lo veía deambular por las calle...quise acercármele, pero pensé... “aún no es tiempo”...a lo lejos, me miró indiferente y algo incómodo por mi intrusa mirada, la desvié y seguí mi camino...ya me lo volvería a encontrar en otra ocasión; igual ambos supimos en ese instante que coexistíamos en la misma ciudad.
Unas semanas mas tarde, volví a aquel lugar donde solía mirarlo, pero no estaba, decidí esperar a que retornara (si lo hacía), de todas maneras, tenía tiempo de sobra, había decidido no ir a trabajar.
Eran las dos de la tarde, el día estaba claro y hacía algo de frío, me estaba empezando a impacientar, cuando en la distancia, lo vi acercarse, arrastrando los pies y con la cabeza abajo, tenía la mirada perdida en el concreto de aquella plaza, como si quisiera encontrar en ella los pedazos de vida que había perdido; de pronto detuvo el paso y se inclinó a recoger algo, era una pequeña bolsa plástica, que ágilmente abrió extrayendo algo, que sin pensarlo dos veces se llevó a la boca, casi ni masticó, simplemente lo tragó y se quedó sentado en el piso, ante la mirada impasible de las persona que pasaban a su alrededor.
Inconscientemente dirigí mis manos a la bolsa que llevaba y saque de ella el envase, donde le traía algo de la comida, que había preparado la noche anterior, el corazón se me aceleró y un nudo se ubicó en mi garganta, le pedí a Dios fervientemente, mientras caminaba hacia aquel joven, que me acompañara, para que pudiera entender que Él (Dios) me había enviado a buscarle, para transmitirle un mensaje.
Cuando estuve justo al frente, le extendí mi brazo y lo ayudé a ponerse en pie, puse mi mano en su espalda y lo guié hasta el banco donde yo estaba sentada esperándolo, no cruzamos palabra alguna, nos sentamos uno al lado del otro, le di el envase que abrió con avidez, mientras le entregaba una cuchara que casi no utilizó, sus manos eran suficientes para el.
Durante aquellos instantes de solemne silencio, solo me confirió unas miradas, que yo a mi vez traducía con absoluta certeza de lo que me querían decir... "gracias” y otra vez “gracias”.
Observé con inesperada misericordia su aspecto mugriento y roñoso, pero a pesar que parecía que tenías muchas semanas que no había tomado una ducha, mi olfato no percibió ningún olor que me molestara o que impidiera estar cerca de el sin mostrarme asqueada, por el contrario algo poderoso en mí me impulsaba a acercarme sin temores.
Al terminar, devolvió el envase totalmente vació y me sonrió tímidamente; rompí el silencio para preguntarle si tenía un sitio donde lavarse o bañarse, para que se cambiara de ropa, mientras le mostraba unos jean negros, una camisa verde, un par de medias, una toalla y unos zapatos de goma (que viéndolo ahora de cerca pensé, le quedaría un poco grandes) que había traído de la casa; me dijo que a veces iba a un gimnasio cercano y el vigilante le permitía entrar, le pregunté _¿vamos? _ A lo que el respondió sin palabras, solo se puso de pie de un jalón.
Estábamos a dos cuadras, transitamos sin mediar palabras, le supuse unos 17 años y un nudo en la garganta casi no me dejaba respirar (tengo hijos que algún día tendrán su edad), inmediatamente detuve la marcha e hice algo que me salió del fondo de mi alma...lo abracé, como si en ese abrazo estuviera envolviendo a mis hijos, no pude sostener mis lágrimas y aquél joven tampoco, solo pude decirle “Dios te ama y tiene otro propósito para ti”, seguimos abrazados mientras nos acercábamos a nuestro destino.
El vigilante al vernos no objetó el favor, más bien facilitó jabón y champú, como si conociera, que su función en ese lugar, en ese instante, era ser proveedor de aquellos productos.
Esperamos impacientemente unos largos 20 minutos, el vigilante se llamaba Gregorio tenía 48 años y estaba trabajando en el gimnasio aproximadamente desde hace uno, tiempo en el cual se había topado con el muchacho unas seis veces, no sabía su nombre ni la historia de su vida, _“quizás no quiero saberla”_ dijo tristemente.
De pronto se abrió la puerta de aquellas duchas y apareció ante nuestra mirada incrédula, un apuesto joven de agraciada sonrisa, se acomodaba el jeans que le quedaba algo grande de cintura, lo que hacía que resbalara por sus caderas, sonreí pensando _“me faltó traer un cinturón”_, pero como si leyera mis pensamientos, Gregorio se quitó el que cargaba puesto y se lo entregó diciéndole _ “Hoy te hace mas falta a ti que a mi, además tengo otro en casa”_ extendiéndoselo con aquella expresiva mirada...
Ese fue el primer joven al que le facilité mi ayuda y mi apoyo (Honorio es su nombre), de eso han transcurrido diez años y después de él han venido cientos y creo muy dentro de mí, que ese ha sido un encargo especial, que me han dado del cielo. Numerosos han abandonado la vida de las drogas, el alcohol, la prostitución y ahora se encuentran sirviéndole a Dios y dan testimonio de la transformación que solo el amor de Dios ha hecho en sus vidas, otros no están sirviendo a Dios pero son ahora padres y esposo responsables, asimismo muchos más, han vuelto a ser esclavos de la miseria, muchos diría yo, han vuelto a su vómito, aunque suene algo repulsivo.
Me considero pagada en todo el sentido de la palabra, al observar la metamorfosis que ha habido en esas vidas, primero por fuera e inmediatamente después por dentro. Ellos solo necesitaron una palabra de aliento, una mano extendida que les ayudara a levantarse, sin juzgarlos, ni condenarlos, ya habían pagado un precio demasiado alto al alejarse de sus familias, viviendo en soledad y segregados de la sociedad.
¿Cuántas veces al ir camino a casa o al trabajo, los haz visto que te extienden su mano y te apartas temeroso, indiferente, repelido por aquel olor a abandono?
¿Cuántas veces, saciado, dejas comida en el plato, misma que va directo a la basura, sin pensar, cuantos afuera hay hambrientos?
¿Cuántas veces te haz lamentado por no disfrutar ropa de última moda a pesar de tener un guardarropa lleno de cosas que ya dejaste de usar, ignorando los miles que no tienen que ponerse?
¿Cuántas veces haz reprochado tu casa porque es pequeña o muy grande, cuando multitudes viven debajo de puentes, en las calles y a la intemperie?
¿Cuántas veces te haz quejado de tu madre, de tu padre o hermanos y por la familia “desastrosa” donde te ha tocado vivir, desconociendo los que afuera anhelan un abrazo afectuoso de alguien que les ame?
¿Cuántas veces asistimos a una iglesia (cualquiera, no importa) a alabar a Dios, mientras dejamos atrás a aquellos por los que Él también murió en aquella cruz?
¿Cómo, no podemos sentir el dolor de nuestro Padre celestial a ver lo indiferente que somos ante la necesidad de los demás?
¿Acaso basta que nosotros ya estemos “salvos” y a buen resguardo en el calor de aquellos bancos de iglesia?
No puedo entender el por qué de tanta ingratitud.
Pensamos que nuestros problemas son increíblemente superiores a lo de los demás, nos ahogamos en vasos frágiles de agua sin voltear la mirada a nuestro prójimo desprovisto de las Buenas Nuevas.
Hoy Padre mío me humillo ante ti, pidiéndote misericordia por nosotros, danos Señor tu perdón, ayúdanos a ver, en cada uno de esos privados de libertad, tu rostro y que ellos a su vez te reconozcan en el nuestro.
Que no nos quedemos callados, teniendo tan gratas noticias que dar a otros, Padre mío, ayúdanos a amar, como tú nos amaste primero a nosotros.
28/6/08
Quiero
Así como se desvanecen por las olas
mis pisadas en la arena…
QUIERO recibir inmunidad ante tu insufrible ausencia
QUIERO malgastarme en la mudez de tu alma
QUIERO apresar mis sueños en anhelos nuevos
26/6/08
Crepúsculo de amor
Me disipo entre las sombras que dejan tus pasos
Te grito en el mutismo de mi soledad
Mi desesperación te busca en los rincones
Pero es inútil rastrear lo que
23/6/08
A mi sobrina
A nuestra familia, por tu llegada
N iña hermosa y de glamorosa mirada
I nteligencia te fue impartida a raudal
E ntendimiento y ciencia tendrás en reserva para
L ograr traer consolación, prudencia y reflexión
A todos aquellos que estarán a tu alrededor.
C onquistarás almas para tu Dios
E l Gran Yo Soy, el Eterno Consolador
L ogrando así alegrar el corazón de tu
E ntusiasmado padre que tus pasos tuteló
S irve amada con tu vida, desarrolla generosidad
T rasluce en tu vida el amor de Dios
E l a nuestras vidas en calidad de préstamo te entrega hoy.
De tu tía Edelly que te quiere mucho...