11/3/15

Debajo de la cartera

Por Edelly J.


Con dos boletos en la mano, un combo para dos, de cotufas y  refrescos y además “él” a su lado, esa era sencillamente, la imagen de la cita perfecta. Ella no esperaba una cena cara en un restaurant de lujo, tampoco aguardaba flores, ni perfumes y mucho menos costosas joyas, ella era tan básica que ni siquiera concebía la idea de que él le regalara palabras bonitas, ni románticas; sabía muy dentro de ella que su estimación no era tanta para él (y en tal caso, para nadie).
Pero a pesar de todo y su bajo afecto por ella misma, divisaba el panorama realmente prometedor.
La había invitado a ver esa película que deseaba tanto ver, sin que se lo pidiera, simplemente se levantó de la cama y le dijo:
_ “Hoy iremos al cine para ver esa película que has esperado tanto”_.
Además del sexo, no hacían nada juntos, el salía con sus amiga, mientras ella solo esperaba que el la llamara para verse, siempre en su casa, jamás afuera.
_ “Quizás se abochorna de mí”_ lo excusó tantas veces. _ “¿Quién querría tenerla a ella a su lado para lucirla?_  Se decía mientras se miraba al espejo y observaba su protuberante estómago, sus senos caídos y sus muslos llenos de celulitis, que por supuesto no dejaba que el viera por nada del mundo, siempre se ocultaba detrás de grandes ropas, sábanas y toallas… sí ella se veía tan fea ¿Qué podía exigirle a su marido?
Una gran carcajada brotó de su garganta:
_ “Mi marido, jajajajajaja, quisiera yo”
Hace años se habían divorciado, pero persistía en ellos una extraña dependencia, (mucho mas de parte de ella), lo seguía amando y eso no lo podía negar, soñaba con sus besos de antaño, con sus caricias y con el amor de ayer, que hace rato ya no estaba en el hoy y lo mas probable era que no estuviera tampoco en su mañana. Pero seguía soñando y creando a su alrededor un mundo totalmente paralelo a la realidad. El en cambio, la aceptaba mas que todo, por ayudarla, siempre le gustó ser de apoyo para ella, quizás eso le hacía sentir importante y benévolo, quien sabe si de esta manera ganaba puntos en el mas allá, cuando partiera de esta tierra.
Y así ya llevaban siete largos años divorciados, pero juntos en algunas ocasiones, cada quien en su casa, en permanente contacto telefónico. Cada quien en su casa, pero a la vez atados el uno del otro…
El tiquete decía asientos F6 y F7, eso de seguro quería decir si corría con suerte que iban a estar sentados uno al lado del otro.
No podía controlar lo que en su estómago ocurría, era una batalla, un torbellino de candelillas haciendo una gran fiesta.
_ “Pero eso era normal, cuando uno anda enamorado siente aún mucho más que eso”_ pensó.
Ya la película había empezado hace un rato, por la demora mientras compraban las cotufas. Se acomodaron en sus respectivos asientos F6 y F7, tal cual decía el tiquete, los cuales ella había conservado para recuerdos futuros.
_ “Tonterías”_  recapacitó, al pasar cerca de una papelera, intentando botarlos, pero titubeó _“Sí, es cierto, soy una tonta”_ sonreía, mientras los guardaba celosamente en su cartera, que es a su vez, la gran protagonista de esta historia.
Al cabo de unos minutos sintió como poco a poco el clima iba bajando en la sala, mientras observaba las escenas iniciales de la cinta, rumió en su interior con la idea de decirle que tenía frío, quizás él, le tomaría las manos y se propondría calentarlas  con las suyas o posiblemente pasaría su brazo por encima de sus hombros y se la acercaría a su pecho, eso sería mucho mejor.
Sí, lo intentaría, agarró un puñado de cotufas y se las metió en la boca, tragó con desespero, tomó el vaso de refresco y bebió de la pajilla y sin pensarlo mas le dijo:
_“Tengo mucho frío”_
No quiso ni mirarlo al pronunciar las palabras, el corazón dentro de ella estaba impaciente y casi se le salía del pecho, pero la respuesta no era lo que esperaba.
Casi implacable y con además una fabulosa sonrisa en su rostro se volteó a mirarla mientras impasiblemente respondió:
_”Mete las manos debajo de tu cartera, para que te las calientes”_ Y sin mas siguió viendo la película.
Fue entonces cuando la realidad la impregnó en todo su ser, sintió como un trancazo seco y estruendoso en todas sus costillas, dejando las mismas hechas polvo dentro de su torso, igualmente sintió como se le filtraba el frío del aire acondicionado en cada parte de su cuerpo, tiritaba del frío.
No quiso ni mirar, conjeturando que él hubiera podido escuchar los ecos de sus pensamientos y se sintió avergonzada, muy abochornada de que él se burlara de tan estúpida ocurrencia de su parte.
Ella era solo una amiga para él, una amiga y nada más, (con derechos pero una amiga al fin y al cabo), la había invitado, así como lo había hecho tantas veces anteriores con sus otras amigas.
Pero ese amor que sentía desde hacía tantos años por el, a veces la traicionaba y la ilusión la hacía ver cosas donde en realidad no había nada.
La película le dio la excusa perfecta para llorar mientras fingía mirarla, con cuidado enjugaba sus lágrimas y en cada gota de llanto que se habría paso a través de sus mejillas se le escabullían las esperanzas, ilusiones y sus anhelos más recónditos.
“Mete tus manos debajo de tu cartera” recapituló, mientras intentó hacerlo, pero allí entre sus piernas y la cartera, no encontró el calor que precisaba.
Sus manos continuaban heladas, así como sus piernas, sus brazos, sus orejas, su nariz  e intentaba que ese mismo frío le congelara el corazón.
Sin embargo ella seguía inerte, testaruda, inconmovible en su decisión de amarlo, a pesar de no recibir siquiera una simple quimera como trueque.
Salió de la sala, tratando de disimular su malquerencia, quería llorar, pero no delante de su presencia, sentía un enorme nudo en su garganta y la tristeza, no la dejaba mirarlo a la cara.
_ “¿Pasa algo cariño?_ le preguntó el extrañando de su silencio.
_ “¿Que si me pasa algo? ¡¡¡¡Claro que me pasa algo!!! Tu no me amas, ¿Acaso te parece poco?”_ Pensó en responderle pero no lo hizo, esa respuesta solo se paseó por su mente.
_ “No, no pasa nada, todo está bien”_ le respondió, mientras le regalaba una muy bien forzada sonrisa. Esa fue su respuesta, la misma de tantas preguntas similares en tantos años,  la idéntica respuesta cada día, cada semana, cada mes y cada año.
Contestación que el jamás se creía, pero que era mas fácil de afrontar que el cúmulo de cosas que sabía que había detrás de la posible verdad, así que ¿Para qué molestarse en persistir en saber algo que no quería saber y ella no “quería” decir?
_ “Ok, si tu lo dices…”_ fue su pasiva y cómoda refutación. Ella solo le dio una palmada en su espalda y esto puso fin a la reyerta displicente, se subieron a la camioneta en silencio, luego en el tren que los llevaría cada cual por su camino.
Cuando faltaba una estación para ella bajarse, apenas pudo susurrarle:
_ “Gracias por invitarme al cine hoy, la pasé bien”_
_ “¿Era la película que querías ver no? ¿Te gustó?” Preguntó

_ “Si, gracias, me gustó mucho”_ Y se despidió con un simple adiós, pero el se la acercó y la abrazó, pero ella no pudo responder a ese abrazo.

Miedo

Por Edelly J.


Tengo miedo de que al acostarme una noche cierre mis ojos y ya no pueda verte.
Miedo de dormirme y no soñarte, miedo de que al llegar el alba me de cuenta de que ya mi cuerpo no te desea como antes.
Me acobarda  reanudar mi aventura por la vida, sin tenerte y a pesar de ello no llorar y ser feliz.

No quiero que un día te des cuenta de que existo y que yo, no esté para ti.

Las cosas que extraño

Por Edelly J.


         Hay cosas que pasan en nuestras vidas que al pasar el tiempo se vuelven parte de nuestro ser, cosas que olemos, que sentimos, que miramos, que sentimos y que al solo recordarlas…extrañamos.
Muchas de las cosas que extraño, me recuerdan a ti.
Dieciséis años y la cuenta continúa cada día y cada día suma y suma semanas y las semanas suman meses y los meses suman años, que me dicen que mi amor por ti no mengua con el tiempo, sino que se incrementa.
Hermosos recuerdos, tan hermosos que automáticamente los malos dejan de existir.
Me encanta tu boca y todo lo que ella representa como tus palabras, tu sonrisa y sobre todas las cosas tus besos…si…tus besos me perturban, me transportan en un tornado de sensaciones…que se desvían a mitad de camino…y espero que aún entiendas lo que eso significa.
Uno de los besos que extraño, es el que me dabas antes de irte a trabajar cada mañana y para el cual me despertabas, ESE beso es el que más extraño de todos, hacerme regresar de un sueño profundo de esa manera era casi glorioso, abrir mis ojos y ver esa mirada y esa sonrisa era como estar en el cielo y al darme ese beso me abrazabas y ese abrazo se prolongaba tanto que te hacía quitarte la ropa y me hacías el amor antes de irte, te vestías rápidamente…se te hacía tarde para ir trabajar…dejándome ese agradable olor a ti durante las horas hasta que tomara una ducha…me gustaba la sensación que me dejaba hacer el amor antes de irte, era como tenerte cerca durante el día, deseando con todo mi ser tu regreso, aunque estabas lejos. Y allí me dejabas en cama retomando mi sueño nuevamente, extasiada y con ganas de que regresaras pronto a casa.
El sonido del timbre del teléfono volvía a despertarme a las siete y treinta de la mañana y era tu voz lo que oía aún medio dormida, tú y sólo tú tienes el privilegio de despertarme de esas maneras; el beso y la llamada.
Esas llamadas son la segunda cosa que extraño de ti. Escuchar tu voz del otro lado de la línea, me daba la seguridad de que aunque te ibas, siempre estarías a mi lado…siempre que yo te necesitara estarías al otro lado, muchas veces en el día recibía esas llamadas, que me hacían sentir especial para ti, pues aunque estabas trabajando, ocupado en tus cosas, siempre había un momento para decirme lo mucho que me extrañabas a pesar de haber hablado conmigo hace unas pocas horas.
Había ocasiones en que el deseo del uno por otro era tan apremiador, que las llamadas se tornaban más ardientes y nos decíamos  cuanto nos deseábamos y lo que nos haríamos, mientras nos llegaba la noche para poder tocarnos y amarnos otra vez. Extraño esas llamadas…
De ti extraño todo…extraño tu manera tan única de tocarme, de besar mi cuerpo en cada centímetro de él. No había espacio de mi piel que tus labios no conocieran, pero cuando te deslizabas por mi cuello y espalda encontrando la parte mas débil de él, me hacías estremecer, pero en ti no había apuro alguno, me quitabas el cabello del cuello y me descubrías mientras me hacías arder en el deseo más vehemente, que mi cuerpo podía expresar, mi espalda y mi cuello eran antes de ti un territorio inexplorado y yo misma ignoraba el placer que podían darme en complicidad con tu boca y tus manos.
Nunca antes y nuca después nadie me hizo sentir de esa manera.
Estar en la cocina (en la cual no entrabas nunca) y verte llegar sigiloso por detrás de mi, para agarrarme mis senos por debajo de mi camisa mientras jugueteabas con mi cuello, hacía que soltara todo lo que tenía en mis manos y paralizara todo lo que estaba haciendo para poder concentrarme en tu boca y en tus manos…Dioooos, que delicia tan indescriptible, me hacías humedecer mas rápido ¡¡¡¡¡que cuando entraba a bañarme!!!!! Tienes esa cualidad de encender mi cuerpo rápidamente. Sentirte contra mi espalda y apreciarte tan duro me hacía extraviarme en ti, sentir como me bajabas los pantalones mientras yo inclinaba mi cuerpo para recibirte ansiosa dentro de mí; percibir tu entrar y salir mientras me escuchaba a mi misma jadeante de placer y advertir como te acercabas, hacía que mi orgasmo se sincronizara con el tuyo para ambos entregarnos a la sensación mas delirante que jamás sentí en mi vida.
Ese encontrarnos en la misma espacio, en el mismo segundo, esa simultaneidad tan perfecta en nuestros orgasmos…eso extraño de ti.
Espero que ahora entiendas ese recordarte incesante, ese extrañarte perpetuo, ese pensarte a diario, ese desearte continuo, ese impulso por escribirte, ese anhelo de escucharte, ese avidez por sentirte, esa ambición de obtener tus caricias, ese apetito por besarte, esa concupiscencia por tu cuerpo, ese vicio de ti, esa agonía por tu ausencia, esa desazón por no tenerte,  ese afán por cuidarte, esas ansias por verte, ese empeño en amarte y esa esperanza de que vuelvas a amarme.
 ¿Es que no te has dado cuenta de que eres tú sólo el culpable, de que yo no pueda olvidarte?

Tú resurges de mi mente sin tener mi aprobación, persistes testarudo en subsistir, cada día me arrinconan tus ojos, gritándome que no te deje, cada segundo me persiguen tus besos y tu amor me asedia por los rincones, para que no lo olvide. Tú me haces amarte, tú me haces desearte, tú me dices incesante que no te deje extraviarte...