6/2/08

Amor en sielncio parte IV

Amor en silencio Parte IV
Por Edelly Peña

Fue tanta la emoción de ese día, que el corazón de Sofía se estaba debilitando, con voz muy baja le dijo a su esposo:
– No me he sentido bien viejo, ¿puedes venir un momento a casa? – Claro, contestó él impaciente – ya salgo para allá.
Al llegar a la casa, la encontró muy débil recostada en el sofá de la sala, la abrazó y le dijo:
– Vamos, te llevaré al médico vieja, te pondrás bien.
– No, déjame aquí un rato, disfrutando de este momento que esperé por tanto tiempo, cada día esperé por ti mi amor, cada día preparé tu comida, le dijo ella mientras lo tomaba de las manos.
– Ya no digas nada, Sofía, quédate tranquila vieja, que todo va a estar bien, ya lo verás.
Decía Roberto mientras llamaba por teléfono a una ambulancia, ya sin poder contener sus lágrimas, al verla allí tan desvalida, se reprochó el no haberla buscado en tantos años por su cobardía, si tan solo se hubiera arriesgado…
Sofía tosió un poco y le pidió ayuda para sentarse, el lo hizo con cuidado, como si al tocarla ella pudiera romperse entre sus manos. Ella lo miró fijamente, sonrió agradecida y le dijo
–Gracias por haberme llamado hoy, realmente yo sabía que un día tú volverías; Roberto, mira con desesperación a los lados, preguntándose cuando llegaría la ambulancia;
-No digas nada, vieja ya viene la ambulancia, decía insistentemente mientras lloraba;
-Viejo quiero que sepas que siempre te amé con todo mi corazón, no te culpo de nada, no te guardo rencor, quiero que estés tranquilo, ya me llegó la hora de partir y lo sabes, así como lo se yo;
- -No digas eso vieja, no me puedes dejar ahora, le gritaba Roberto suplicante;
Pero ella continuaba:
- Se que me amaste mucho, a pesar de todas las cosas, solo en algo puedo reprenderte y es, el no haberme dado la oportunidad de disfrutar de tus hijos, sabías, que por el simple hecho de ser tuyos yo los hubiera amado como si fueran míos, pero no fue tu decisión, a veces tenemos que cumplir nuestro destino, tal cual como está escrito, sin cambiar nada.
- Vieja perdóname, yo no quería hacerte daño, fui un imbécil que actuaba sin pensar, tú fuiste el amor de mi vida y después de ti, no existió nadie más, ya no podía amar a nadie como te amé a ti.
Ella tocó sus labios para que no siguiera hablando, dentro de ella, sabía lo que él estaba sintiendo, conocía perfectamente el temperamento de su marido y que lo que estaba diciendo era verdad, sabía de sus temores, había aprendido a conocerlo tanto, por eso cada día lo esperó, aunque ella conciente estaba de que ese día podía tardar mucho en llegar.
A lo lejos la sirena de la ambulancia se escuchaba acercarse.
– No quiero morir en un hospital; le dijo ella ya sin fuerzas para respirar;
– Abrázame le susurró al oído; el no lo dudó ni por un momento, la abrazó, besó sus labios suavemente, tocó su rostro con ternura y le dijo; - No te dejaré, aquí estaré, no tengas miedo; decía sollozando sin parar.
Continuará...
Safe Creative #0802070415889

No hay comentarios.: