22/1/08

Mi experiencia de amor en la web



Todos conocen mi actual estado emocional, recién saliendo de un divorcio dramático, tengo heridas que han sido muy difíciles de sanar. Pero observando que la vida sigue sin importar lo que me pasa, decidí levantarme de mi estado de inercia emocional y comenzar a conocer gente nueva para distraer mi mente que solo piensa en mi ex. Concluí que iba a buscar otras opciones para conocer al hombre ideal, que iba a darle apertura a mi mente a otras opciones.
Ingresé en páginas para buscar parejas o encontrar amistades alrededor del mundo y la verdad fueron increíbles e incontables las respuestas que obtuve, pero no era eso lo que quería, porque a la final siempre estás chateando con personas de otros países que a la final nunca llegas a conocer y con las cuales entablas relaciones de amistad duraderas. Yo quería llegar a descubrir si esas personas del otro lado de la pantalla eran lo que realmente decían que eran. (Bueno la verdad estaba buscando a alguien que me sacara este clavo que llevo dentro).
De esta manera comencé a recibir una serie de correspondencia de muchos chicos interesados en mí; jóvenes, viejos, contemporáneos y hasta de mujeres, (si porque aquí se ve de todo), a algunos les respondía agradeciéndoles sus hermosas palabras, a otros ni siquiera me molestaba en responder. En esta búsqueda estuve por unos meses, buscando a alguien que tan solo al mirar me hiciera sentir confianza, pero nada, conservo aún contacto con algunos, de los cuales me hice amiga; solo chateamos, bromeamos, nos contamos nuestras penas y nada más. Hasta este instante ya mi autoestima había crecido un poco al ver que había muchos hombres interesados en mí a los que les parecía hermosa, me animaron esas palabras y pensé en que no todo había terminado para mí en el plano emocional.
Pero un día recibí un mensaje de un caballero, que me llamó mucho la atención, en una de las páginas a las que estaba suscrita para conocer amigos, que decía de esta manera: “Hola corazón, saludos y un beso, espero estés chévere mi nombre es… no estoy en la honda de cámara ni de sexcam ni nada de eso, solo gente chévere con quien compartir una buena conversación, soy muy abierto a muchas cosas pero detesto lo vulgar, y me gustaría conocerte, tener amigos fuera de las fronteras de la Capital, mi correo es…”, no se porque motivo, pero lo sentí honesto y claro, y de inmediato entré en su espacio e investigué un poco más de él, vi sus fotos, sus videos, sus amigos, etc., me cayó bien, entonces le contesté lo siguiente “Hola … estuve viendo tu espacio, la verdad me agrado bastante, vi los videos y las fotos. Me gusta que no te atraiga lo vulgar porque a mi tampoco. Por aquí tienes a una amiga fuera de la capital, aunque muy cerca. Estoy en Los Teques. Te agregare a mi Messenger y así conversamos en cualquier momento. Feliz Noche”, agregarlo fue algo nuevo, porque no acostumbro a hacerlo, pero tomé el riesgo.
Chateamos un rato, me contó de su divorcio, de que solo buscaba amigos, el me contó su historia y yo le conté la mía, y nos reímos, pues se parecían mucho, fue muy agradable, me alegró no haberme equivocado de persona.
Pasaron los días y seguimos en contacto, le di mis números de teléfonos y me llamó, me encantó su voz, varonil, fuerte, de esas que parecen de locutor. Ya conocía su cara (si es que el de las fotos era el) y ahora conocía su voz, tenía muy buen humor y me hacía reí mucho, cosa que había olvidado hacer, y me encantaba hablar con el.
Me di cuenta con el pasar de los días que ya no pensaba mucho en mi ex, y eso ya era una muy buena señal, no me importaba que solo éramos amigos, lo que llegó a ser importante para mí, era que cuando hablaba con el no cabía más nadie. Me llamaba y nunca faltó un mensaje de buenos días cada mañana, me llamaba “mi bella”
Me invitó a tomarnos un café, y sin dudar acepté (algo temerosa no lo niego), quedamos en encontrarnos en un Centro Comercial de la Capital, llegue algo ansiosa, parecía una adolescente y esa sensación me deleitó, quería disfrutar ese momento. Esperé unos instante y a lo lejos lo distinguí entre la muchedumbre, mirando a su alrededor buscando mi cara; era alto, corpulento y atrayente; se cruzaron nuestras miradas, le hice una señal, le sonreí y el me devolvió el gesto, me abrazó y me dio un beso en la mejilla.
Con el no me sentí desconfiada, era una sensación de que nos conocíamos desde hace mucho tiempo, me habló con familiaridad, me lisonjeó y eso me apenó mucho, yo misma no podía creer mi actitud, al fin conocí a alguien que yo no opacaba, y me gustó mucho eso, el sabía a donde llevarme, era hablador, espontáneo, alegre, seguro de si mismo; enmudecí, solo quería disfrutar de aquel hombre que me había atrapado tan solo siendo el mismo, estaba fascinada.
Me habló de él, de sus sueños, de su pasado, de su presente, tiene treinta días con una chica que conoció, lo cual me fastidió un poco y me molestó llegar tarde a su vida, pero bueno ya estaba allí y era tan interesante estar con el, que lo olvidé.
Me cautivó desde que lo vi venir entre la gente y créanme amigos míos, eso es muy inusual en mi. Solo dos veces he sentido eso en mi vida y esta es la segunda. Sentí un poco de temor, no por conocerlo, sino por lo que sentí al conocerlo, no quería equivocar sentimientos, aún tenía heridas sin cicatrizar, no quería ocasionar otras nuevas.
Seguimos chateando, hablando por teléfono, enviándonos mensajes de texto; el seguía con su novia y yo con mi soledad, y de vez en cuando nos hacíamos compañía.
Pero llegó el momento, si ese momento, ese, en que me di cuenta que ya no quería que solo fuéramos amigos, quería estar con el más tiempo, conocernos más, pero sabía que eso ya no era posible. Ya habíamos puesto las cosas en su lugar.
Como el había sido muy franco de no querer nada más allá, que no quería compromisos y todas esas cosas que dicen todos los hombres, y que se encuentran en su manual de usuario, preferí alejarme un poco (aunque a el no le molestaba para nada tener dos).
No les voy a decir que me enamoré, porque les estaría mintiendo, ni tampoco que me quiero casar con el, ni tener hijos, ni mucho menos. Es solo que estoy muy clara en lo que NO quiero para mi vida.
No quiero nunca más ser la opción de ningún hombre.
No quiero ser la segunda de nadie. No me gusta ese lugar.
Ni quiero ser la “del medio” en una pareja.
No quiero estar probando hombres a ver cual es el indicado.
No quiero sexo descontrolado con cualquiera.
Solo quiero conocer a alguien, que pueda amarme con la misma intensidad con la que puedo amarlo yo, alguien que quiera estar conmigo a todas horas, que me piense, que me extrañe, que me enamore diariamente, alguien con quien pueda sentirme mujer libremente, alguien de quien sentirme orgullosa y que sienta orgullo por mi, alguien a quien no le hagan falta dos, ni tres, porque conmigo le es suficiente, alguien que aprenda a conocer mi cuerpo de tal manera, que sepa donde tocar para hacerme sentir placer, ese que me haga soñar y yo pueda ayudarle a cumplir sus metas, eso es lo que quiero.
Y eso que busco, no me lo puede dar mi amigo de Internet, aunque la paso muy bien con el, aunque me atrapó con su espontaneidad, esta vez tengo que saber muy bien a quien le doy mi cariño, no me quiero equivocar, yo aprendo de mis errores y aprender significa no volver a cometerlos, no se que pasará en el futuro con el, por ahora solo somos amigos, nos enviamos mensajes, nos llamamos y aunque el quiere “algo” mas, yo no quiero algo quiero “todo”, porque es lo que estoy dispuesta a dar.
¿Y saben que es lo mejor de todo? Que no estoy molesta, claro a veces pienso “caramba de tantos hombres que hay en el ciberespacio, y el único que creí perfecto para mí, tiene novia y es de los miles que le huyen al compromiso”, pero me río y digo que a veces las cosas no son tan perfectas como las deseamos.
Y bueno no pierdo la esperanza, aún estoy en la búsqueda de ese ser “irreal” que sé que en algún lugar del planeta o del espacio, está tan desesperado como yo por encontrarme.
Aún veo a mi amigo y aún el insiste en tener “algo” conmigo, pero no le hago caso, se que en cualquier momento se cansará, dejará de llamarme, de enviarme mensajes, y se olvidará de que un día en la Web conoció a una chica para quien fue muy importante, porque en el manual de los hombres hay un artículo que dice “que no hay que gastar pólvora en zamuros”, o quien sabe, tal vez me equivoque y el tenga otro manual donde diga que hay que conservar a las mujeres especiales, si otro manual, ese donde aprendió a tratar a las mujeres, donde aprendió a respetar, donde aprendió a ser el caballero que yo conocí un día; si resulta de esta manera entonces no me equivoqué al encontrarlo y sentir que el era diferente.
A pesar de todo le agradezco las sonrisas que me regaló, las veces que me apoyó, las veces que me hizo olvidar el dolor, las veces que me hizo sentir que era especial, las llamadas, los mensajes, la alegría, le agradezco que me hizo entender que si hay algo más, que si hay sinceridad, que si hay amor,me hizo snetir que si vale la pena vivir, que la vida no acabó cuando me divorcié y tengo solamente que aprender a vivirla nuevamente.
Ese hombre es especial, tiene algo que lo destaca entre otros; quizás su madurez, su espontaneidad, su honestidad, su humor, su caballerosidad, su atención. Lo tiene casi todo, si, y digo casi todo, porque le falta algo.
Por supuesto amigos, ese algo soy yo.
Bueno nos vemos en otra oportunidad, para contarles como van mis vivencias.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, tú tuviste suerte, las mias siempre han sido malas, pero sigo intentando(aunque no lo puedas creer)tengo amigos, pero aun no consigo a mi media naranja.

Anónimo dijo...

HOLA "CYBERNAUTA" MI RECOMENDACION ES QUE NO TIENES QUE BUSCAR UNA MEDIA NARANJA, PORQUE COMO MUJERES SOMOS NARANJAS COMPLETAS.