31/1/08

En homenaje a Tulia

EN MEMORIA DE MI AMADA TULIA

-.“Gracias por los abrazos que tanto me llenaban, los consejos que oportunos llegaban, la comprensión que me brindaste y la provisión necesaria y oportuna que un día me otorgaste. Me entregaste tu amor entero, por eso te cedí el mío plenamente.
Hoy al decirte adiós, a pesar del dolor que siento, se que estarás bien, en ese lugar hermoso, a donde mi Señor te llamó, a estar mejor”.- Edelly Peña



CARTA A MI HIJA TULIA

Un día me crucé en tu camino, me abriste la puerta (aún con ciertas dudas) me invitaste a tu hogar, comí en tu mesa a tu lado cada día, me presentaste a tu familia e incluso me la entregaste toda, ya totalmente convencida.
Te enseñé a servirme de una manera que no conocías. Me adoraste con libertad, pasión y mucho amor. Transformé tu corazón, me mudé a vivir en el, y rápidamente tu espíritu buscó del mío, y renovaste completamente tu mente, tenías gozo y paz; porque en mí confiaste y la tranquilidad volvió a tu corazón.
Compartías tu pan con el hambriento y al necesitado prontamente servías. Abracé a mucha gente por medio de tus brazos, y al tu boca prestarme, aconsejé a muchos, exhorté a otros, pero a través de ella, siempre me escuchaban. Fueron tantos a los que tus brazos abrigaron y mi resguardo muchos sintieron a través de ellos.
Mi amada Tulia, tanto te esperé, porque sabía lo que en tu corazón por mí sentías, hasta ese feliz día, que con una bella sonrisa, la puerta me abrías. Le hablaste de mi a todos los que conocías, que cambié tu vida, tu historia y a tu familia.
No sabes cuanto me gozaba, cuando al despertarte, era mi nombre el que tu boca primero pronunciaba. Salías presurosa, bella y olorosa, hasta aquel lugar en donde me adorabas, junto con mis otros hijos a muchos de los cuales ayudaste tanto que te amaban.
Respondí a muchas de tus oraciones, aquellas que con pasión cada día me entregabas, aprendiste a escucharme, a esperar en mí, porque estabas conciente que yo todo controlaba. Me diste espacio para actuar a mí, mientras tu ser poco a poco me entregabas.
En aquel tiempo, cuando con ellos aún habitabas, te hablaba en el silencio de tu habitación, allí donde mis brazos encontrabas; y en tus sueños muchas veces me manifestaba.
Un día sorprendí a todos y sin anunciarle a nadie, demandé verte. Y diligente y reposada a mí llegaste, sabiendo que yo amorosamente te esperaba…sí lo sabías…porque en susurros yo te conversaba, lo aceptaste satisfecha, porque conciente quedabas de que tu trabajo habías cumplido fielmente.
Ahora estás aquí y cara a cara puedes verme.
Te tomé de la mano y te mostré todo el lugar y entre danzas y cantos, intensamente de mí te embriagabas. Te olvidaste del mundo, de todos…cuando de pronto vino algo a tu memoria que te hizo detenerte; te inclinaste a mí, tomaste mis manos y con ojos tristes preguntaste: -“Señor mío, mi Rey de Reyes, Amado Mío, ¿qué pasará con los míos que solos quedaron al tu llamarme?”, emergieron lágrimas que rápidamente recorrían tu rostro, me acerqué a ti, te levanté del piso, enjugué tus lágrimas y te dije: Mi Tulia, amada mía, ¿acaso desconfías de lo que en mi Palabra diariamente te decía? Yo estaré con ellos siempre y les enseñaré, así te lo prometí ¿no recuerdas mis palabras? ¿Acaso no me conocen, no me los entregaste? Yo cuidaré de cada uno de ellos:
Tu admirado esposo, mi amado Alexis, a él le hablaré en sus soledades, porque en ellas me buscará y en ellas me encontrará, porque me mostraré a el y le enseñaré el camino que debe seguir para encontrarme, el mismo en donde también un día te encontrará a ti, su invaluable esposa, la que le sirvió y la que lo amó hasta el fin de sus días. Llorará y ese llanto lo limpiará por dentro, sentirá mi amor y entenderá porque le toca recorrer lo que le queda de tiempo sin ti, y en ese transitar encontrará mi mano, mis ojos y me amará. Porque tú y tu casa a mi me servirán.
A tu hija la seguiré transformando, poco a poco la iré llenando de mi presencia hasta que aprenda a morir a ella misma, la enseñaré a confiar, a esperar, a vivir y a servirme como quiero y con el propósito para el cual la creé que es inmenso e importante para mis planes, la enseñaré a estar donde la quiero y a cumplir con lo asignado con amor, porque por amor a mi lo hará; y tu ausencia amada Tulia la ayudará a crecer y a depender total y plenamente de mí. No te preocupes lo logrará.
A tu nieta le entregaré mis promesas y aprenderá a usarlas, enseñarlas y a vivirlas, ella crecerá con mi conocimiento y ni aún cuando crezca se apartará de mi porque a donde vaya iré a buscara y no podrá esconderse de mi presencia. Cuando no quiera venir a verme, recordará los instantes cuando salías a mi encuentro sin permitir que nada te lo impidiera y seguirá tu ejemplo, porque vivirás en su recuerdo siempre.
A Iván, tu yerno, sabes bien que lo escogí para cosas grandes, pero deberá aprender a conocer y a seguir mi voz, a regirse por mis lineamiento, le enseñaré a diferenciar las trampas del enemigo y lo pisoteará en mi nombre porque le di autoridad, declarará lo que dice mi palabra, y siempre yo la cumpliré, encontrará el camino que debe seguir para cumplir con lo que tengo estipulado para el.
Tus hermanas y hermanos mi amada…se que te inquietan, pero aun para ellos tengo designios que se cumplirán en sus vidas, algunos los atenderán y otros huirán de ellos, no te lo puedo negar, pero todos oirán de mí, fue el pacto que hice contigo, si vienen a mi los recibiré, por amor a mi mismo. Betty, tu querida hermana, si tan solo pudiera abrir sus ojos para ver el gran amor que siento por ella, la buscaré, le hablaré y aún la cuidaré, por amor a ti lo haré, pero sabes que es su elección y no la mía.
Cuidaré de todos, y aquellos que un día les hablaste de mí, les llenaré de paz, me buscarán con ansias y allí me hallarán. Tranquila mi amada, algún día aquí mismo con tus propios ojos los verás”.
Después de escucharme atentamente, besaste mis manos y esa hermosa sonrisa se dibujó en tu cara nuevamente, dijiste: -“Gracias mi Señor, los dejo en tus manos, confío en ti, haz conforme me haz dicho”. Toqué tu frente y al tocarla se fueron de ti, tus recuerdos, tu vida pasada y tu dolor.
Te puse un nuevo nombre, uno que solo tu yo podemos conocer.
Te solté las manos y rápidamente, danzando y cantando, te unías al inmenso y grandioso coro, ese coro de ángeles, que de día y de noche me alaban, te disipaste entre ellos, pero a mi llegaba, celestialmente esa voz tan tuya, que mis oídos alcanzaban, melodiosa, sonora y afinada.



Atentamente,
Dios





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Escrito por Edelly Peña Día 30/01/2008 Hora 12:10 p.m.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Wow!!! me llegó al alma.

Anónimo dijo...

Leer esto me dió esperanza al saber que veré a mi padre otra vez. Gracias amiga. Me ayudó a ver que en verdad Dios contestas las oraciones que mi padre hacia por mi, antes de partir. Teresa