29/4/08

Tú, que dices que me quieres


Tu dices que me quieres
y eso a mí me espanta,
aunque sabía que venías
porque te escribí una carta,
Quisiera salir corriendo
y escarparme sigilosa,
Jamás pensé que tan rápido
me funcionara la cosa.
Siempre todo en este mundo,
llegó a mí con cierta falta,
Por eso estoy asombrada...
¡tanta eficiencia me encanta!
Sigo orando y preguntando
a mi Dios ¿por qué la prisa?,
¿Por qué llegaste tan pronto?
¿Será que yo ya estoy lista?
No me reproches las dudas,
pues tengo que cerciorarme,
No vaya por apurada,
a tener que desengañarme.
Si tú eres el que espero,
bien tendrás que enseñarme,
Los permisos que mi Dios,
te dio para cortejarme.
Si esto viene de arriba
señales van a mostrarse,
Y no habrá ninguna duda,
ni reconcomios cobardes.
Si esto es una respuesta,
a algunas de mis plegarias,
...Bienvenido al litoral... Mi ángel de las
montañas...

Por Edelly

29 de abril de 2008

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27/4/08

Angel de las montañas



Muchas veces a las personas que escribimos nos hace falta la inspiración para poder entrelazar esas palabras que acarician nuestros oídos y nos entretienen. Yo creí haber perdido la mía cuando publiqué mi escrito sobre “baja de afecto superada” dije que ese era el último de mis escritos dedicado al amor de mi vida.

Wow…fue como apagar un interruptor dentro de mí…las preguntas que rodeaban mi cabeza eran… ¿y ahora? ¿De que escribo? La mayoría de esas letras por no decir todas y cada una de ellas fueron sacadas de un pedacito de mi vida a su lado (y otras muchas más de mi vida sin él).

Caminé, di vueltas, pensé, medité, recorrí, volví a pensar y nada…me sentaba en mi escritorio tomaba el bolígrafo la ponía sobre el papel…y éste permanecía inmóvil.

¡¡Oh Dios estaba perdida!! Mi mente estaba en blanco…mi pluma había perdido la tinta que recorría el pergamino. Porque la tinta de mi pluma era mi sangre misma y ésta parecía que había desaparecido de mi torrente.

Respiré hondo… intenté tranquilizarme... hable a mi interior pidiéndole que por favor me indicara donde estaba esa musa que pensé había perdido...hubo silencio...nadie respondió... ¿estaría vacía por dentro? ¿Habría agotado todo aquel caudal?

De repente cuando ya había perdido los anhelos, leí un correo de alguien que osó llamarme “reina” (cosa que inmediatamente lo convirtió en súbdito, por supuesto), que me decía: <“el amor existe hasta que uno muere, No se rinda”>, esas palabras entraron en mi mente recorriéndola y llenándola de nuevas ideas...era cierto...mientras yo viva el amor existirá dentro de mí.

No había dejado de amar, el amor estaba allí vigente, vivo, palpitante, solo estaba aconteciendo una renovación de mi pensamiento, un desempolvar de sensaciones, de ilusiones, una transformación de ese amor, cual energía viva, que no desaparece jamás, solo cambia, madura y aprende.

Para mí él fue un ángel, desconocido, distante, que solo se acercó para darme una palmada en el hombro y decirme ¿que pasó? ¿Ya te rendiste?

¡Ánimo sigue adelante! Vamos...Escríbeme algo.

Hoy te doy gracias mi leal súbdito, por limpiar y hacer brillar mi corona, mi cetro y mi capa...éste escrito va dedicado a ti...que en un momento me devolviste la inspiración que tenía escondida, sacaste a relucir esas sonrisas perdidas...hoy solo fuiste un mensajero del cielo...un escogido del altísimo, ese al que llamo Rey de reyes y Señor de señores.

Hoy te rindo los honores, escritor de locuras, verdades y cuentos...hoy no eres escritor sino el protagonista de ésta historia, que no tiene principio, medio ni final.

Hoy quiero agregarte a mi corta, especial y escogida lista de amistades. Aunque no se si los ángeles necesiten amigos...quiero que sepas...necesito que sepas...que aquí en la civilización de la cual un día huiste, para irte a vivir en un lugar donde tocas las nubes con los dedos y al asomarte a las ventanas ves las altas montañas, donde tienes una casa donde no existe la electricidad y por lo tanto tienes que iluminarte con velitas...en ese lugar donde te encanta reciclar y del cual yo muy poco comprendo...

Porque yo estoy, rodeada de ruidos y de gente que me tropieza al pasar...y ando escribiendo y plasmándome en una de las pocas cosas que te gusta de mi mundo, el internet, ese sitio en donde por “causalidad” me encontraste en esta misma página...y tuviste la osadía de leerme sin dormirte...lo cual te agradezco profundamente...

Aquí entre concreto y bullicio estoy perdida, en este lugar que tampoco es el mío, pero en donde permanezco, mientras encuentro el valor de salir huyendo, y en esa escapada me descalzo y poco a poco empezar a sentir el cambio en mis pies, del frío pavimento de concreto, por la delicada sensación de la blanca, fresca y suave arena del mar.

Ese mar que tanto extraño y amo...ese olor...esa brisa...ese aire que me lleva a recorrer mis sueños e ilusiones...

Créeme que entiendo el por qué de ese encanto que sientes por ese lugar tranquilo, rodeados de montañas, donde esperas a esa mujer sencilla, de valores cristianos...para casarte...y jamás divorciarte...

Yo quiero escaparme a un lugar así...donde encuentre la paz, la esperanza y la fuerza.

Un lugar donde yo también pueda tocar las nubes con las manos, caminar por la orilla de mi mar y sentir escabullirse el agua entre mis pies.

Serena, tranquila y amada, así quiero sentirme en ese lugar.

En un sitio así creo que si llegaría a encontrar a ese hombre completamente sano...ese que no le duela decir la verdad...que no es alérgico al compromiso, que no le de espasmos dejarse amar, que no le tiemble el pulso al tomarme de la mano, que no sufras de ataques por dejar la soltería...uno sano, sano de verdad...honesto, abierto, alegre, tranquilo, que solo quiera estar, complementar, y unirse a mi...

Hoy te doy las gracias... ángel de las montañas...tú que te iluminas con velitas...

Hoy por ti... volví a escribir...

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