Difícil
se me ha puesta la vida desde que te conocí.
Mi
dulce ángel que llegaste para hacerme sonreír,
tu
retorno, iluminó mi triste alma desecha.
Me
hiciste feliz, muy feliz en tan poco tiempo.
Fui
feliz… pero tan brevemente, pues debo soltar
lo que me hace sonreír y estar alegre.
Para
no pecar contra Aquel que entregó a su hijo por mí.
Dura
es esta prueba para poder soportarla, me pregunto:
¿Hasta
cuándo he de sufrir? ¿Hasta cuándo he de llorar?
¿Hasta
Cuándo he de perder?
No
puedo, no, no quiero hacerlo…abandonar una vez más…
¿Por
qué no me hiciste ángel en vez de humana?
¿O
ave o mar o roca?
Para
que así, este mi cuerpo mortal y pecador,
no
quisiera avanzar cuando debe detenerse…
Debo
escapar, huir, correr; para así poder mi alma preservar.
Si
ésta vez me desplomo, ella perece.
¡Oh
mi Dios que lo sabes todo! ¿Acaso no sabías que iba a desearle?
No
hubiese sido más fácil (digo, para mí, claro está)
No
haber visto esos ojos y más aún no haber besado esa boca
que
es causante de este mi dolor por no poder tenerla?
¡Oh!,
¡Manos insensatas que tuvieron la osadía de acariciar su rostro,
haciendo
cerrar esos ojos, con su dulce tacto!
Pérdida
estoy y sin salida, pues me atrapó su aliento,
Cruel
recuerdo de ése beso robado, que se convirtió en regalo cuando mis ojos cerré.
Cruel
destino el mío…ya que una vez quise… pero no me quisieron
Una
vez me quisieron, pero yo no quise.
Y
ahora se turba mi alma porque cuando quiero y me quieren
Ese
amor llega tantos años tarde o quizás antes, de lo que debió haber llegado.
Dime
Dios que tan bueno eres y me amas tanto que a tu hijo diste por mí,
¿Por
qué me pones en éste dilema de escoger entre Tú amor y su amor?
¿No
sabes tú, que sin ti, yo me muero y llego a ser como la nada?
¿Y
sin él mi alma desfallece en soledad y tristeza?
Nadie
más que Tú me conoces, ¿A dónde huiré de ti?
No
hay lugar en donde tus ojos no se posen,
ni
corazón que tu pensamiento no traspase.
Pobre
de mí, ser tan humano, tan mortal, tan insignificante sin ti.
Dime
¿Cómo hago para no elegirte a ti, mi Dios tan amado?
Si
el sacrificio que me diste es imposible de superar.
¿Cómo
compite ese pobre mortal con Ser tan Supremo?
Su
batalla de una vez está perdida.
Imposible
debatir o contender, pues Tú lo sabes todo, ya antes que pase.
Te
elijo a ti, Padre…te elijo a ti.
¿Cómo
podría no darte esto que me pides?
Allí
está, te lo entrego, sobre rocas lo coloco
y
lo baño con el aceite de mis lágrimas, como libación a ti.
Te
sacrifico mi amor, mi risa, mi deseo.
Allí
está ante ti.
Tómalo
y has que descienda fuego del cielo y lo consuma
Y
que a su vez ese mismo fuego me consuma a mí.
Hasta
no sentir deseos de esa boca, de ese amor.
De
esa vida que llegó a la mía demasiado tarde o demasiado pronto, quizás,
Para
poder ser agradables a ti.
Porque prefiero perderlo todo, antes que por no poder contenerme, pueda yo perderte a ti
No hay comentarios.:
Publicar un comentario