Por Edelly J.
¿Cuántas
veces no quiso que la amaras?
Pero
esa pretensión le fue arrebatada aún antes de concebirse en su lucidez.
Fue
solo una ilusión, un delirio, una fugaz utopía, de su aventurero corazón.
Que
fue tan imposible de poder tomar entre esas manos, era como querer tocar el sol
sin calcinarse entre sus implacables brasas.
Pero
la culpable de ese arrebato en ella, fue aquella sonrisa que advirtió extasiada
desde aquel lugar en donde desde sus deslumbramientos te esperaban.
Si…esa
sonrisa tan amplia, tan blanca y tan tuya…
…ella
y nadie más, ella, es la culpable de ese amor que quisiera trasplantar en ti…
…ella,
sí, ella y esa boca tuya que la subyuga con su encanto.
¿Por
qué esa misma boca que atrajo hacia ella tu atención, no le concede la gracia
de que te enamores perdidamente?
¿O
es acaso una invocación tan inverosímil como para ser otorgada?
Te
escapas aún delante de sus ojos para verte a hurtadillas con doncellas que
jamás te amarán con la misma intensidad.
Te
rodea de ellas, para sentirte deseado y así poder profesar que eres capaz de
despertar en tan desventurados brazos, lo que hace tiempo has incitado en ella.
Pero
te es etérea, ya que tus sentidos, no pueden distinguirla entre tantas sonrisas
que te envuelven, entre tantas voces que te llaman.
La
angustia la abruma, la tristeza la apresa, pero ni aún sus esfuerzos más
bizarros, logran disipar esas lágrimas amargas.
Quisiera
entre sus sollozos poder atravesar tu implacable indiferencia y fundarse
decidida frente a ti, para decirte que sin ella estás perdido, que es a ella a
quien buscas con desesperación entre tus sueños…pero no puede, se acobarda.
Porque simplemente tú ambicionas, juventud,
belleza y delgadez;
Tres
virtudes que hace tiempo desertaron sin aspavientos de su vida.
¿Acaso
ignoras tú, chico guapo, que esa belleza que hoy aflora en tu piel, mañana
también desistirá de ti?
Si,
al igual que la de todas las doncellas con que te rodearás hoy y mañana y
pasado…
¿Cuándo
aprenderás a encontrar los tesoros velados en tu corazón?
Pero conociendo que el amor se concede abiertamente
a quien lo busca y que sin recelo por doquier ella lo ha buscado, es posible
que entre la bruma de su desilusión, él logre encontrarla para dibujar en esa apacible
cara, desgastada por la añoranza y llena de arrugas en torno a sus ojos por la usanza
de tantos años, la risa tan celosamente anhelada.
Porque al amor, poco le importa, si se es joven o
viejo, si se es delgado o pesado, alto o bajo, moreno o rubio, hermoso o poco
agraciado, para conferirse a quien le busca.
El amor no necesitas de ojos para mirar la hermosura
de las personas, porque para el la belleza está en el ser mismo, en su esencia
y no en la superficialidad de la piel,
que poco dura en el tiempo; él se fija en lo que permanece y en lo que se
eterniza. Porque el amor es eterno en el espacio y va mas allá de los surcos
que dejan los años en el rostro, y en el cuerpo ya no tan firme y esbelto.
Eso es el amor.
Quizás
por eso, para ella eres un chico guapo…
…a
pesar de no ser tan chico, ni tampoco tan gallardo…
Es solo que el amor que le llena te idealiza,
te cubre, te perdona y se calla…
30/12/2012
2:56 pm