21/1/08

FRACASOS


Mis Fracasos

Muchas veces me pregunto, porque la mayoría de las mujeres y los hombres tenemos la imperiosa necesidad de estar al lado de otra persona. El por qué existe la necesidad de estar en parejas, ser alimentados de amor, animados, apoyados y a veces traicionados.
Por eso entiendo el porque de tantos fracasos en los matrimonios y parejas, porque al elegir pensamos solo en conseguir compañía, un poco de cariño, un poco de aquí y otro poco de allá, no importa si el tiempo es largo o corto, lo realmente significativo es no estar solos. Ese es el objetivo a seguir, huir de la tan temible soledad.
Terminamos una relación y aun llorando por la pérdida, echamos una mirada a nuestro alrededor buscando, quien puede sanar esa herida, quien llenará ese espacio. Y siempre a la mano hay alguien “dispuesto”, que nos entiende, que nos escucha, que nos mira o que humildemente está allí, para ofrecernos el llenar esos vacíos que quedaron del antiguo amor, algunas veces, esa nueva persona siempre ha estado allí como invisible, otras salimos a recorrer el mundo hasta encontrarla.
En el trabajo echamos un vistazo, en la calle una mirada, entre amigos un buen repaso, quien quita si está entre ellos escondido nuestro amor y lo hemos dejado pasar, nada se nos escapa en nuestra búsqueda frenética de encontrar al nuevo amor, todos son candidatos a convertirse en ese nueva adquisición y para los más desesperados pero tímidos existe la Internet, ese invento novedoso y a la vez tan peligroso, que alimenta nuestros sueños, porque en la Internet siempre todos son perfectos, con cuerpos esculturales, de buenos sentimientos, trabajadores, honestos y además que odian la mentira. Así es amigos míos, por que allí tú te describes, como quieres ser y no como realmente eres; quitas un defecto de aquí y otro de allá, agregas unas cuantas cualidades más allá.(Claro hay excepciones, pocas, pero hay).
Y nosotros tan ingenuos, tan mujeres, tan hombres, deseamos que ese ser que se nos describe perfecto, sea de verdad, y a esa verdad nos aferramos. No porque no sepamos que nos pueden mentir, no señor, lo que pasa es que es nuestra necesidad de creer que ese príncipe azul, galán de telenovelas o mujer maravillas, la ama de casa perfecta realmente existen.
Y de tanto buscar ya sea en el trabajo, en el vecindario, en la Internet o en cualquier otra parte, hay que encontrar algo ¿no?, hasta que al fin allí está…perfectamente definida la persona de nuestros sueños. Comenzamos a escuchar palabras zalameras que nos suben la autoestima, que había quedado enterrada bajo metros de desigualdades y discrepancias, recibimos llamadas diarias de nuestro cautivado y nuevo amor, que nos hacen sentir colegiales inocentes y deseados, y pensamos…este, si es el verdadero, el otro solo fue un error. Y comienza el galanteo, la seducción, el embeleso, seguido rápidamente por la total y absoluta pérdida de la razón.
Y vemos allí a nuestro nuevo héroe, al rescate de esa dócil y hermosa damisela perdida, sedienta de cariño y de muestras de amor, tan espléndido, tan galante, tan caballero para él, tú eres su reina y así te hace sentir, mujer. Pero vemos también a la nueva heroína, siempre dispuesta a escucharte, servirte, con una sonrisa a flor de piel, sin gritos, ni llantos, para ella tú eres el mejor y así te hace sentir, hombre. Nos convencemos que todo será como en nuestros sueños, seducidos por esa magia que llamamos amor.
Y nos disponemos a tomar el timón de esa nueva barcaza, que trae consigo toda una vida de errores cometidos, desatinos, rabias escondidas, y misteriosos secretos, que siempre estuvieron allí, pero en nuestro desespero por no dejar pasar al amor, los pasamos inadvertidos, creyendo que no afectaría nuestra futura vida en común. Y así comienza una nueva historia, llena de esperanzas e ilusiones. Aunque en el fondo todos sabemos que nadie es perfecto y que el amor, así como las estrellas, a veces es fugaz.

Y se preguntarán ustedes ¿El por qué de tanto llanto al saber la verdad? ¿Por qué tanto sufrimiento si en el fondo sabíamos lo que iba a pasar? Es una respuesta elemental mis queridos amigos. Nos formamos en la mente la idea vana, frívola y superficial, de que es una historia sin fin, sin errores, ni problemas, idealizando a la pareja casi como si fuera un dios. Factor que se desvía desmesuradamente de lo que representa en realidad estar en parejas. Ya no ser dos personas independientes, sino dos personas que se unen como un solo cuerpo, para lograr un solo proyecto de vida, un mismo sueño, una meta en común, que es estar yuxtapuestos a pesar de las cuantiosas incompatibilidades y discrepancias que puede haber entre dos seres tan opuestos el uno y otro y a la vez tan compatibles.
Y desviamos nuestro camino hacia la misión casi imposible de que los podemos hacer cambiar, que ese ser para nosotros ya sea: desconocido o explorado, inalterable o sensible, inexperto o competente, joven o viejo, virgen o experto, galante o vulgar, en el fondo es perfecto solo que no lo sabe aún, y nos encaminamos en la faena de hacerles razonar que somos la costilla que les falta, el amor tan anhelado, la mujer perfecta, el hombre intachable, hechos exclusivamente a su medida.
Inicia entonces la gran cruzada de demostrarnos recíprocamente quien tiene la razón. Queremos que estén más tiempo a nuestro lado y ellos concluyen que necesitan espacio, más libertad, lloramos en la oscuridad de la habitación por la soledad sentida y ellos se endurecen y se silencian indiferentes solo para evitar caer en una discusión que saben perdida, tratamos de llamar la atención dejando de atenderlos y ellos se vengan trabajando hasta tarde o yendo de copas con los amigos o cualquier otra cosa con tal de llegar a la casa y encontrarnos dormidas, por temor de no poder enfrentar el conflicto, queremos hablar y ellos callar, pretendemos enfrentar y ellos escabullirse, exigimos amor y ellos respeto. Si tan solo lográramos entender que lo que pasa es que somos diferentes uno del otro y por lo tanto hay diferentes maneras para tratarnos. Queremos que nos entiendan como si fueran mujeres y ellos que los comprendamos como si fuéramos hombres.
Comienzan a aflorar en ambos sentimientos de rabia, de incomprensión y de ahogo y nos recriminamos nuestro error al elegir al indicado (que ahora ya no lo es tanto) y esos defectos, errores y diferencias, que antes por amor cubríamos, ahora se revelan cada día más, se vuelven insoportables, irracionales y tan grandes que ni con una montaña los podemos disimular.
Y se va escapando esa energía que en el principio nos inspiró a comenzar con esta vida, que a la final fue la que escogimos, con los seres que decidimos “amar”, se va escondiendo el dolor de ver que ese príncipe, ese romántico, que cada día nos llamaba tan solo para oír nuestra voz, ahora desaparece de las líneas telefónicas, ese que al salir de trabajar corría solo para estar en nuestros brazos, ahora se pierde en horas extras de trabajo o diversión, ese para quien éramos tan únicas y especiales, ahora solo somos una más entre su grupo de conocidos, ese que nos llevaba de paseo por el parque tomados de la mano y se sentaba a nuestro lado solo a escucharnos hablar, odia oír nuestras palabras y el último paseo que nos llevó a dar fue al supermercado y solo duró cinco minutos, ese que cumplía con nuestros sueños, se convierte en nuestra pesadillo, ese que una vez fue tan nuestro, ahora está tan lejano y ausente, ese, no es ya nuestro príncipe, es solo un ser humano común y además se ha vuelto algo despreciable.
Se disimulan las molestias por las llegadas tarde de la oficina o la salida con los amigos que cada semana son mas frecuentes y largas, y el silencio solo sigue a cada día al entrar él en la cocina y no encontrar nada preparado, el desánimo se apodera de nosotras y no queremos cumplir con las obligaciones básicas y esenciales de una mujer, y él tan cansado e impotente cede ante su agobio y se rinde, vencido por la rutina, el desinterés y la perplejidad de ver que la mujer perfecta que hasta no hace mucho tiempo estaba a su lado, esa que al llegar a casa lo recibía con una sonrisa, esa la que se esmeraba con clases de cocina solo para complacer tu paladar, esa que acariciaba tu espalda al llegar cansado a casa, esa que abrazaba cuando te sentías perdido, esa con que solías soñar, esa, pareció tomar el primer vuelo hacia la libertad y se fue para no volver jamás y en su lugar dejó a esa atormentada, entristecida y dolida mujer, tan extraña y diferente a él, y él como todo buen hombre se esconde en sus pensamientos, guarda todos sus sentimiento y nos lo deja salir jamás, deserta su alma de tan complicada relación, y aunque está en cuerpo, hace tiempo que ya él con su alma partió, ya no está más, pero por el cansancio decide esperar, no mucho, no tanto tiempo, ya vendrá el término de todo y entonces empacará su amor, su vida, sus recuerdos, sus sueños rotos y su cuerpo.
Así es amigos míos, que rápido cambian las cosas, ¿verdad?
Se destruyen dos vidas por sucesos y circunstancias que no supieron enfrentar y resolver. Toman la salida más fácil que siempre es abandonar, huir, escapar, sin luchar; esa es mejor, mucho mejor y menos trabajosa que permanecer, afrontar, resistir, entenderse, perdonarse. Que difícil es perdonar, olvidar, aprender y seguir. Ayudar a enmendar los errores cometidos, a levantarse el uno al otro, a crecer juntos. Eso si que es duro, difícil y un arduo trabajo.
Es más fácil salir y buscar a otra o a otro que sustituyan “el error” cometido, otros que quizás tengan los mismo defectos y tal vez hasta peores, pero ahora no importa, después se verá. Y se comienza nuevamente con el círculo interminable de la destrucción de vidas y de amores.
Sin haber aprendido nada y por ende cometemos “muchas veces más” los mismos resbalones, en nuevas relaciones con diferentes personas, desertamos del verdadero trabajo que es como dije en un principio: “Ya no ser dos personas independientes, sino dos personas que se unen como un solo cuerpo, para lograr un solo proyecto de vida, un mismo sueño, una meta en común, que es estar yuxtapuestos a pesar de las cuantiosas incompatibilidades y discrepancias que puede haber entre dos seres tan opuestos el uno del otro y a la vez tan complementarios”.
Solo así lograremos este designio, solo así lograremos entender que nuestra pareja es la parte que nos falta, esa idea brillante escondida, la ayuda inmediata, es tu encaje exacto. Esa persona que está a tu lado no es perfecta sin ti, porque tu eres el fragmento correcto para su impecable funcionamiento, sin ti esa persona es inexacta, irregular, anda por el mundo con una falla de origen, con un deterioro y así mismo andas tú, perdido, extraviado incompleto, porque esa persona es la mejor parte de ti, y tu la mejor parte de ella, ella es la parte que te ayuda a mantener tu equilibrio, esa parte que no deja que te desvíes, ella es una parte de ti con la que no puedes vivir.
Esa alma, es el complemento que necesitamos para poder ser las personas que Dios quieres que seamos y Dios solo quiere, que seamos lo más parecido a El que podamos; más humildes, más sensibles, más amables, mas amantes, más amigos, más comprensivos, más perdonadores, que nos amemos a pesar de que somos diferentes unos de otros, los hay: sabihondos, gruñones, bajitos, gorditos, flaquitos, blancos, morenos, pecosos, chistosos, mal encarados, fríos, románticos, quizás insensibles, mentirosos, mas buenos, mas malos, bebedores, fiesteros, religiosos, santurrones, habladores, silenciosos, como sea que sean, tu te enamoraste perdidamente de ese cara, de esa voz, solo trata de traer a tu memoria, aquello que viste en el o en ella que te hizo perder la cabeza, que te hizo suspirar tan solo al recordarlo, esa mirada, ese gesto, esa palabra, esa mano extendida, busca dentro, muy dentro y estoy segura que encontrarás esa particularidad, esa pincelada que la hizo especialmente creada para ti.
Aún estamos a tiempo de retomar esos valores, de aprender a amar de verdad, así con ese amor que nace del corazón, sin interés, sin malicia, sin mentiras, sin maldad, ese amor que es de verdad, que podamos llenarnos tanto, tanto de ese amor, que todo lo que nos molesta de esa persona se haga mas pequeño, mas insignificante y que al verle a la cara, solo veamos reflejados ese amor que aprendimos a tenerle a pesar de ser tan parecido a nosotros, por que lo que nos molesta de nuestra pareja, es la parte de nosotros que esta oculta y que mas nos molesta y por eso se manifiesta en nuestra cara, en nuestros sentidos, por eso nos es tan adversa.
Aprendamos a aceptarnos a nosotros mismos y los aceptaremos a ellos, solo entonces, cambiaremos nuestra aptitud, mejoraremos nuestras fallas, corregiremos los errores y entonces, serás la persona que él o ella se merece y tendrás la persona que siempre deseaste, por que se amarán tanto que ese amor, no dejará que se hieran, tu cambiaras para bien con ella y ella cambiará para mejor por ti. Pero no creas que es fácil, es una guerra de varias batallas, quizás pierdas unas y tal vez ganes otras, la única condición es no claudicar jamás, aún heridos seguir luchando, cuando uno caiga el otro lo levantará, cuando te sientas mas que esa persona, levanta la vista, y verás lo bajo que estás.
Pero esta guerra no es contra ustedes mismos, es una guerra contra el odio, contra la rutina y la falta de perdón, contra la intolerancia, contra todo los que los separa, contra todo lo que se interponga para que no cumplan su misión, esa de estar unidos a pesar de todas las diferencias. La guerra es estando lado a lado, hombro a hombro, corazón con corazón.
Solo así se gana esta guerra, sin perder los objetivos, sin desviar la mirada de la meta, son ustedes contra los obstáculos, dificultades e impedimentos que puedan conseguir en el campo de batalla. Jamás separados, siempre juntos. Apoyados el uno en el otro. Son ustedes contra ustedes mismos, por que aunque suene increíble, ustedes son sus propios enemigos, no el uno del otro; sino tú, contigo mismo. Esa parte de ti que dice ya basta, derrótala!, esa parte de ti que dice quiero huir, véncela!, esa parte de ti que dice no soporto, ríndela! Esas partes de ustedes que se opongan sométanla!
Al conquistar nuestra propia incomprensión y desidia, es más posible refrenar los ataques que vienen del exterior.
El camino no es fácil no se crean, es difícil, muy duro y cuesta arriba, solo tu debes decidir si esa persona que está a tu lado o quizás lejos y que una vez amaste con locura, es digna merecedora de tu perdón y de una oportunidad. Como dijo una vez Jesucristo, “aquel que esté libre de pecado que lance la primera piedra”, puedes tomar el camino más fácil el de juzgar y condenar o puedes ir por el más generoso y difícil, perdonar, olvidar y seguir adelante, cuantas veces sea necesario.
Pero esto es una decisión personal. Tú decides si quieres rescatar tu matrimonio, tu pareja, tu hogar, tu vida, nadie te puede obligar, como dije hay dos salidas, una fácil y una complicada e incomprensible a la vista de los demás. Solo tú puedes saber el valor que esa persona tiene para ti y mientras más valor tenga para ti, más valdrá la pena el intento.
No les estoy escribiendo esto porque sea perfecta, por el contrario, lo que escribo son pedazos de mi historia, de mi pasar por la vida, de mis fracasos, de mis luchas, de mis errores y equivocaciones. Esta soy yo, en carne viva, con el corazón abierto y sincero.
Para mi fue difícil esa lucha, perdí muchas batallas, caí y me levanté y volví a caer, la desventaja que tengo en esta guerra, es que la comencé muy tarde, ya no hay nadie a mi lado que me levante cuando caigo, por que esa persona se rindió y se fue, perdió la fe y la esperanza, pero aún así, sigo en el campo de batalla, herida, sin fuerzas, pero decidí que esa persona por la que lucho, aunque ella no quiere, vale la pena el esfuerzo, quizás piensen que pierdo mi tiempo y es muy posible que sea así.
Yo lucharé hasta que derrote la desesperanza que quedó en mi, cuando eso pase entonces me levantaré, seguiré mi camino, alzaré mi vista y le diré al amor. “Ya puedes venir a quedarte porque estoy preparada para no dejarte ir jamás”. Mientras, en esta lucha aprendo a perdonar, a creer de nuevo, a valorar lo que tengo, sea poco o sea mucho, crezco como persona, como mujer, como madre, como hija, como esposa y como amiga,
Quien sabe si algún día en plena batalla se aparece mi príncipe ya humanizado y sensible, dispuesto a darme una mano para seguir nuestro camino a la meta inicial que juntos emprendimos una vez. Y si no es así, no importa, también estoy preparada para seguir en soledad y si en algún momento veo el amor a lo lejos, no me apresuraré, porque ya el sabe el camino que tiene que seguir para encontrarme, porque ya me conoce desde adentro y ya yo lo conozco a él.
Y así con esa confianza, sigo batallando conmigo misma, para vencer a los enemigos que hay dentro de mí; el miedo, la rabia, el descontento, la incomprensión, esos que varias veces me hicieron fallar en mi intento de lograr el objetivo y aunque a veces pierdo un combate, sigo intentando, sigo aprendiendo y creciendo. Y me levanto en cada caída a pesar del dolor y la herida.
Eso les dejo amigos míos, mi experiencia, mi substancia, mis pérdidas y ganancias, lo bueno y lo malo, lo bello y lo feo, lo triste y lo alegre, la esperanza y la fe.
Tal vez para ti, no tengan valor alguno y esto solo sea un pedazo de papel, un montón de letras sin sentido, quizás por el contrario, era lo que necesitabas escuchar para tomar valor, quizás es una historia parecida a la tuya, quizás te derrotaron, quizás venciste, eso solo lo sabes tu, recuerda tu eres el que le pone el valor a las cosas.
Allí te dejo esa reflexión.
A veces amamos y no nos aman, a veces nos aman y no amamos, a veces herimos y a veces nos hieren, otras nos dejan y algunas nosotros dejamos. Cuando amamos a alguien así no seamos correspondido, ese amor no está perdido, porque el amor siempre logra algún cometido, aunque no te hayan amado al amar tu te haces fuerte, grande, diferente y con ese amor le demuestras a alguien el amor de Dios en ti para el. Cuando te aman a ti, así tú no ames, ese amor te nutre, te hace noble, te hace entender que eres especial, porque cuando te aman así Dios te dice yo te amo, así tu no me ames a mi.
Por eso no importa, ama con intensidad, honestidad y amplitud.
Ama por la simple satisfacción de entregar tu amor a alguien, así no lo merezca.
Ama como si fuera la última vez, como si se te fuera la vida en ello.
Cuando amas, no mientes.
Cuando amas, no hieres.
Cuando amas lo más importante es la felicidad de la otra persona muy a pesar de la tuya.
Cuando amas aprendes a conocer un poco más a Dios. Porque El es amor.
Ya no hay nada mas que decir, no se si esto te será de utilidad, a mi me sirvió para liberar tristezas, drenar penas, eximir culpas, descargar tensiones y perdonar faltas.
Me ayudó a retener la esperanza, a respirar su aire, a rescatar mi vida, a liberar mi fe, a recobrar las fuerzas y a proteger a mi amor.
En el camino nos encontraremos en nuestro transitar y descubrirán que pasó con mi amor y con mi vida. Y yo sabré que pasó con la de ustedes, quien quita y me hago una escritora para no cansarme en mi batallar. Cuando este triste, escribo, si estoy feliz, escribo, si pierdo escribo y también cuando gane.
Ojala que lleguen a entender, que los fracasos no existen, los fracasos son oportunidades que tenemos, para mejorar la estrategia, corregir maniobras, para poder aprender el arte de vivir mejor, de amar mas intensamente, de entregarnos sin condiciones, para eso son los fracasos, para animarnos a seguir, a levantarnos.
Si fracasaste alguna vez entiende que ese no es el fin del mundo, ni tu término como persona, busca en él, los motivos que lo provocaron y aprende a no volver a caer en ellos.
Esa es la vida, seguir, luchar, vivir.
Esta es tu ganancia, amar sin cláusulas que te limiten.
Entonces…Ama…Vive…esa es la verdadera libertad.












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